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Ruper Ordorika, ayer en Vitoria. / JESÚS ANDRADE
La trompeta de jazz que adornó una canción vasca de Ruper Ordorika
CULTURA

La trompeta de jazz que adornó una canción vasca de Ruper Ordorika

J. C. P. C.

Martes, 24 de julio 2007, 11:10

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Ruper Ordorika llegó muy pronto al ensayo y prueba de sonido anteriores a su concierto de anoche. Estaba en Mendizorroza casi una hora antes de cuando había sido convocado porque quería saludar a los hermanos Juan y Víctor de Diego que probaban antes que él. Pero éstos habían hecho una prueba fugaz -algún miembro de la organización que preparaba cosas en los camerinos confesaba que les había saludado al llegar y luego desaparecieron enseguida- y Ordorika paseaba a la espera de sus compañeros.

Su objetivo fundamental era ensayar con el trompetista. «A mí me invitaron, en principio, a cerrar el concierto con sólo una canción, pero bueno, haré algo más. Tres o cuatro temas con el batería Hasier Oleaga y los miembros de su grupo Juan Pablo Balcázar, contrabajo, y la guitarra de Alejandro Mingot. Pero también está previsto que cante una canción acompañado sólo con mi guitarra y un trompetista de los americanos».

A la hora prevista, llegó el trompetista Terell Stifford. Ruper Ordorika se presentó a él y le acercó la partitura. Durante unos momentos hablaron, en un rincón del escenario, sobre la música escrita. Un poco después, Ordorika tarareaba la melodía y Stifford escuchaba atentamente sin levantar la vista de los pentagramas. Enseguida, uno con su guitarra y el otro con la trompeta, se dirigieron a la fila de micrófonos.

«¿Qué nivel!»

El cantante atacó su tema y el instrumentista comenzó a hacer adornos jazzísticos sobre la melodía. Parecía que habían compuesto juntos la canción porque Stifford la acompañaba como si la hubiera estudiado durante horas y no apenas unos minutos. El ensayo fue único y única fue también la prueba de sonido. Por todo comentario, mediado el tema, Ordorika pidió que bajaran un poco el volumen de la guitarra.

Más tarde, el cantautor comentó: «¿Qué nivel! Con gente así se puede hacer cualquier cosa. ¿Te has fijado cómo toca? No quería obligarle a nada y le había dicho que me acompañara la canción entera o lo que quisiera. Ha tocado durante todo el rato, pero por supuesto puede hacer lo que quiera en el concierto. Seguro que queda bonito». Y quedó.

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