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OLATZ BARRIUSO o.barriuso@diario-elcorreo.com
Domingo, 19 de agosto 2007, 12:30
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Aunque se esfuerza en «huir de etiquetas», Xabier Agirre (Vitoria, 1951), es consciente de que arrastra el sambenito de ser un nacionalista más bien ortodoxo. Por eso, insiste en que las puertas de la Diputación de Álava estarán «abiertas a todos, sin exclusiones». Apuesta por la unidad de acción PNV-EA-EB-Aralar porque los cuatro defienden «que la sociedad vasca tiene derecho a ser consultada», pero no excluye alcanzar acuerdos con el PSE.
-¿Se veía diputado general?
-Han sido dos meses duros, de incertidumbre. El Pleno fue de infarto. Le hicimos al PSE la oferta para gobernar pero partiendo de que el tripartito aportaba 18 junteros frente a sus 14 y por eso tenía la legitimidad de liderar la institución.
-Siendo usted diputado, pese a tener menos votos que Txarli Prieto.
-500 votos menos. Pero hace cuatro años PNV-EA tenía 12.000 votos más que quien gobernó, con total legitimidad. Igualmente, mi gobierno es absolutamente legítimo.
-Y de signo netamente nacionalista en un territorio en el que los no nacionalistas suman más escaños que nunca y la ciudadanía no se siente mayoritariamente abertzale.
-No comparto esa afirmación. Con los resultados de las autonómicas de 2001 no creo que pudiera sostenerse. Ha sido el gobierno posible. Las puertas de la Diputación van a estar permanentemente abiertas a todas las fuerzas políticas sin exclusiones. Queremos gobernar para todos los alaveses, independientemente de su color político, y huir de las prácticas de ejecutivos anteriores. Soy muy consciente de la representación numérica que tenemos en Juntas y de que tendremos que llegar a acuerdos con otras fuerzas para poder gobernar con solvencia.
-¿El interlocutor preferente de ese diálogo será el PSE?
-Efectivamente, sí. No sólo por su situación en el Ayuntamiento o por la nuestra en Juntas sino porque la primera petición de reunión que he tenido ha venido del alcalde (Patxi) Lazcoz. Al día siguiente de mi nombramiento me solicitó de manera francamente amable que nos reuniéramos en septiembre. A la hora de propiciar esa estabilidad ese intercambio se puede dar.
-Sus socios de Aralar han apostado por «ahondar en el trabajo en común de los abertzales». ¿Esa estrategia de acumulación de fuerzas no choca con su apelación a la pluralidad?
-No es eso. Aralar demuestra que desde la política, la participación institucional y la adquisición de compromisos de gobierno es como se puede y se debe hacer políticas, como escaparate hacia esa otra izquierda abertzale que simultanea, digamos, unos métodos y otros.
-El diputado foral de Juventud, Javier Aspuru, ha recibido críticas del PP por su pasado en Herri Batasuna.
-Estoy orgulloso de sentarme a la misma mesa con el señor Aspuru, precisamente porque en su día militó donde militó y tuvo la valentía de plantarse, abandonar ese mundo y optar por las vías exclusivamente pacíficas y democráticas. En otros partidos tienen ministros franquistas de presidente de honor.
-Después de la 'espantada' de EB, ¿sigue creyendo en la solidez de la fórmula del tripartito?
-Hay aspectos fundamentales que seguimos teniendo en común y que nos pueden hacer permanecer unidos al tripartito o cuatripartito, si incluimos a Aralar. Son el principio ético de respeto a todos los derechos humanos de todas las personas y a las libertades políticas y civiles, y un principio democrático, el de que la sociedad vasca tiene derecho a ser consultada para decidir su futuro. Hago votos para que esta fórmula pueda seguir en un futuro.
-¿Más allá de 2009?
-Probablemente. Por qué no.
-¿No ve entonces la posibilidad de un giro hacia la transversalidad en la política de alianzas del PNV?
-La fórmula tripartita es un apuesta firme y decidida, pero no en exclusividad. Sabemos sumar. Mantenerla no excluye poder llegar a acuerdos con el PSE. Y a las pruebas me remito: hemos apoyado los Presupuestos Generales del Estado en Madrid y el PSE los ha apoyado aquí. ¿Que esos acuerdos pueden ir a más? No lo descarto. Pero no podemos sacar de ahí el tema de la pacificación y la normalización.
-¿Y ve posible acordar un nuevo marco con los socialistas?
-No puedo hablar por ellos. No he estado en la cocina del maltrecho proceso. Pero no lo descarto.
«Huyo de etiquetas»
-A usted se le encuadra en el sector de Joseba Egibar. ¿Hay dos corrientes o dos formas de ver la vida como dice el lehendakari?
-Huyo de las etiquetas. Cuando se me dice que si soy de Egibar o de Josu Jon siempre respondo lo mismo: que soy del PNV. Por edad soy anterior a los dos. Sé que en otros partidos las discrepancias se solventan con el famoso cuaderno azul o con eso de que el que se mueve no sale en la foto. Nosotros no. Hay distintas maneras de entender la estrategia política y se solventan en las asambleas, debatiendo y votando. Lejos de ser un problema, es síntoma de salud democrática.
-Ya. Pero no negará que el enfrentamiento Imaz-Egibar dejó heridas.
-Por eso me parece muy importante lo que ambos han dicho: que el problema nunca van a ser las personas, que hay que llegar a un acuerdo sobre la 'hoja de ruta' del partido. Con eso me quedo.
-¿Y ve posible ese acuerdo?
-Espero que sí.
-¿Se basa en algo o es un deseo?
-Me baso en la experiencia de 35 años de militancia. No es la primera vez que ha habido divergencias y, mejor o peor, siempre las hemos solventado. Espero con expectación lo que Ibarretxe pueda plantear en septiembre. No quiero poner el carro delante de los bueyes, pero me imagino que en esa línea se llegará a consensuar la ponencia política.
-¿En la línea de Ibarretxe?
-O al revés, el lehendakari irá en línea de lo que la ponencia marque.
-¿Habrá un único candidato?
-No lo sé. Lo razonable es que si hay un acuerdo en la ponencia igual sólo se plantea una candidatura. Si hemos acordado lo fundamental, no me asusta en absoluto que pueda haber dos o varias, porque es síntoma de salud democrática.
-¿Hay que hacer la consulta ya?
-No me corresponde decir ni cuándo ni cómo ni qué se va a preguntar, ni si se va a preguntar o no. Eso corresponde al lehendakari. Espero su planteamiento, y a partir de ahí tomaremos posiciones el resto de responsables institucionales.
-Egibar pide abordar ya la autodeterminación. Y para Imaz, la consulta debe ratificar un acuerdo amplio y previo en ausencia de violencia.
-¿Y usted sabe si el lehendakari está hablando con todas las fuerzas políticas precisamente para alcanzar un mayor grado de consenso? Yo no lo sé y tampoco sé si desde el EBB se está haciendo eso. El documento del EBB de 2005 también decía que no se debe admitir ningún tipo de veto ni de ETA ni de ningún partido político. Me niego a que ETA marque mi agenda. Somos mayores de edad como para que nadie nos tutele. A eso se refiere Egibar.
-¿Y cree que una mayoría, aunque sea de 51 frente a 49 y monocolor nacionalista, sirve para definir la estructura de un país?
-Me va a permitir que conteste a la gallega. ¿Le parece que es imponer que la Constitución tenga en la comunidad autónoma un 33% de los votos? Creo que no. Hay unas normas de juego que todos tenemos que respetar. ¿Por qué no se aceptan también cuando se plantean reivindicaciones desde el mundo nacionalista? Si el 51% o el 33% vale para unas cosas, ¿por qué no va a valer para las otras?
-¿Comparte con Iñaki Azkuna que ya no se puede tolerar un PNV todo el día a tortas con España?
-No sé a qué PNV se refiere, porque llevo 35 años en este partido -bastantes más que él, por cierto-, y nunca hemos estado a tortas. Entre Gobiernos y partidos distintos, lógicamente hay enfrentamiento, negociación, debate. Pero también acuerdo. No sé por qué dice eso. No queremos tortas en absoluto, no es ni la intención ni la trayectoria del PNV, e Iñaki lo sabe.
-Él pedía un partido abierto al pactismo y alejado de esencialismos.
-Hemos sido un partido y un pueblo muy pequeño que históricamente nos hemos tenido que defender siempre con el diálogo y con el acuerdo. Se puede reivindicar lo que legítimamente crees que te pertenece. Y eso no tiene por qué ser una confrontación agria o crispada Ahí están el Cupo y el Concierto.
-Decía el ex diputado general Félix Ormazabal que su gobierno será moderado porque no se puede ser de otra manera en Álava. ¿Lo suscribe?
-Si ser radical es defender los derechos de este país, o plantear una consulta a la ciudadanía, o defender a ultranza la paz y todos los derechos humanos, estoy orgulloso de serlo.
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