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La editora guipuzcoana perteneciente a Ttartalo. / JOSÉ USOZ
«Pedí a un autor que cambiara el final de su novela y lo hizo»
ENTRE MUJERES, IDOIA AROZENA|EDITORA

«Pedí a un autor que cambiara el final de su novela y lo hizo»

La editora vasca dice que sabe si un texto merece la pena sólo con leer el primer capítulo

LUCÍA MARTÍNEZ ODRIOZOLA

Domingo, 11 de noviembre 2007, 03:46

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Su trabajo consiste en leer y en mejorar los textos antes de que otros los lean. Idoia Arozena trabaja en Ttarttalo, un pequeño sello editorial. «Soy editora, pero llamarme así todavía me da un poco de reparo; aunque es de lo que me encargo».

-¿Cuántas colecciones tienen?

-Tenemos tres: la de novela histórica, otra de novela contemporánea y la colección de cocina.

-En la segunda, ¿qué publican?

-A autores jóvenes, y no tan jóvenes, pero noveles; traducciones de euskera a castellano; y ahora hemos empezado con obras de la diáspora. En novela histórica, tenemos a Toti Martínez de Lezea...

-Si no tienen a Toti, no venden, ¿no?

-Vendemos, pero no tanto. Toti y Ttarttalo empezaron de la mano.

-¿Su primera novela la editó aquí?

-Sí, 'La calle de la judería'.

-¿Quién lo vio tan claro?

-Aintzine Mendizabal, que aún trabaja aquí. Después, llegaron otros autores.

-La colección de traducciones, ¿cómo la hacen?

-Ahora sacamos una obra de Eider Rodriguez, 'Eta handik gutxira gaur', que hemos traducido 'Y poco después ahora'. La ha traducido ella. Algunos autores se manejan bien, pero otros prefieren dejar la tarea en manos de un profesional.

-¿Y los libros de cocina?

-Tenemos una treintena larga. Algunos son de cocina de autor -por ejemplo, Subijana- y otros, de jóvenes cocineros muy premiados. Luego está el libro de pintxos por antonomasia, que es 'Donosti pintxo a pintxo'.

-¿Por?

-Porque lleva la friolera de 75.000 ejemplares vendidos, cerca de 20 ediciones renovadas y en varios idiomas.

-¿Y eso?

-Porque el pintxo está súper de moda. Nos lo piden de Brasil, de Australia... de lugares rarísimos.

El autor es Pedro Martín, que no es cocinero, pero se ha recorrido todos los bares de Donostia y tiene 200 ó 300 recetas.

-¿Por qué encargan algunos libros?

-De las tiendas nos llega información de lo que se demanda y de las carencias del mercado, y yo también parto de mí misma. Habrá perfiles muy distintos, pero nuestras colecciones son para un mercado amplio y normal, y ahí me incluyo yo.

-¿Un ejemplo?

-En la cocina puede apetecerte preparar algo especial para invitar a unos amigos, o para la pareja o la familia. Te manejas en la cocina, pero tampoco eres un Subijana, y en los libros de cocina hay cosas muy bonitas, pero muy difíciles. Contactamos con el cocinero y le planteamos un libro de alta cocina, pero de andar por casa. Y él entra al trapo en esa idea, por ejemplo. También puede ser una sugerencia del cocinero.

-¿Y en las novelas?

-Nos llegan manuscritos de autores de la casa y de otros que conocen la colección. Ésos los leo yo. A algunos autores se les pueden hacer correcciones, razonar sobre qué gusta y por qué...

-¿Cómo son esas correcciones, de estilo o de fondo?

-Pueden ser de fondo.

-¿Se puede llegar a decir al autor que no mate a un personaje?

-Yo he llegado a sugerir a un escritor que cambiara el final. Se lo razonas, pero se le deja la puerta abierta. En ese caso, el autor lo aprobó. Mientras no lo vivan como una agresión, algunos incluso lo agradecen. Ellos están tan en su burbuja...

-¿Cambian también los títulos?

-Sí, cuando son farragosos, no son comerciales o no plasman la idea. El título debe tener gancho.

-¿Si detectan un error, una incoherencia?

-En ese caso, deben cambiarlo y no hay problemas. Pero a veces se escapan.

-¿Y ahí queda?

-Yo paso la primera criba.

-¿Todo lo que se cuenta en la novela histórica es verdad?

-El fondo, sí, debe ser riguroso. Luego está la habilidad del autor para equilibrar el rigor con la ficción de forma atractiva. De cualquier forma, el 95% de las novelas tiene un fondo histórico.

-A veces el error está en el los diálogos, con palabras impensables hace dos siglos.

-Nosotros los cuidamos. Algún autor sí los plantea como si fueran actuales. Hasta cierto punto, vale, pero sólo hasta cierto punto, porque algunas expresiones chirrían. También se dan otros anacronismos: un teléfono suena cuando aún no hay teléfonos...

-¿Cuánto tiempo necesita para saber si un texto merece la pena?

-El primer capítulo da muchas pistas. Se sabe en menos, pero el primero lo leo por sistema. Es inaceptable un texto en que se escribe hoy sin hache. Se nota que se ha puesto tiempo y mucha ilusión, pero... Hay otros que crean dudas y se lo pasamos a un lector de confianza. Luego tomamos la decisión de si lo editamos.

-¿Pero cuántas personas lo leen antes de eso?

-Por lo menos tres. El tercero es el corrector.

-¿Y quiénes les envían textos?

-Muchos jóvenes; también gente mayor, que siempre ha tenido afición y de repente le da rienda suelta; y muchos periodistas que siempre han querido escribir y han encarrilado la afición profesionalmente por la vertiente económica.

l.m.odriozola@diario-elcorreo.com

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