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SERGIO GARCÍA
Miércoles, 21 de noviembre 2007, 09:20
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Un incendio en una unidad diésel del tren de La Robla a punto estuvo a media tarde de ayer de desencadenar la tragedia en la localidad burgalesa de Ungonava. Diecisiete pasajeros, entre ellos una joven embarazada, tuvieron que ser evacuados después de que una avería en el cableado provocase un voraz fuego en los bajos del convoy que había salido a las 14.30 horas de la estación bilbaína de La Concordia. El siniestro no se cobró vidas ni heridos, pero la abultada edad de la mayor parte del pasaje, las dificultades para abandonar los coches y la aparatosidad de las llamas dispararon la alarma. Fuentes de FEVE desconocían al cierre de esta edición las causas del siniestro, si bien informaron de que los pasajeros evacuados fueron trasbordados en un autobús de la compañía hasta la cercana localidad de Arija, para desde allí proseguir viaje.
Jorge Villamil, bilbaíno de 32 años pero residente en Medina de Pomar, tardará en olvidar los momentos de angustia que vivió a bordo del tren. Eran alrededor de las cinco de la tarde y conducía por la carretera que conecta Villasana de Mena y Arija, en la ruta de La Robla. «Vi cómo el tren se detenía y el fuego se extendía por los bajos de uno de los vagones. Paré el coche y el que me precedía, un chico de Villasana, hizo lo mismo. «Acudimos a la carrera en auxilio de las personas que estaban en el interior del tren. Era terrible -señalaba ayer, todavía con el susto en el cuerpo-. Si no llegamos a estar allí para sacarles, mueren todos. Habían conseguido abrir una de las puertas, pero la altura de los coches y un precipicio que daba a ese lado de la vía, impedía al pasaje abandonar el tren». Tres chicas, una de ellas embarazada, lograron bajar por sus propios medios, pero el resto de la gente, personas mayores, «gritaban y lloraban» conforme las llamas avanzaban y el humo se adueñaba del convoy. «Estaban atrapados».
Jorge y el otro conductor no dudaron un instante. «Tenían bloqueada una de las puertas y no hemos parado hasta abrirla. El fuego se extendía por los bajos y aunque el maquinista ha intentado sofocarlo con el extintor, no daba abasto. Han llamado a los bomberos, pero tanto ellos como la Guardia Civil -sostenía ayer Jorge- tardaron bastante en llegar».
Una relación «tremenda»
Lo desesperado de la situación llevó a los dos rescatadores a tomar medidas extremas. «La gente mayor estaba muy nerviosa y encima se ha puesto a jarrear, así que hemos optado por llevarlos en coche a un pabellón de muebles de Ungonava, a un kilómetro de distancia de de donde ocurrió el incendio». Dos viajes hicieron falta para trasladar a todos los pasajeros a un lugar seguro y a cubierto de la lluvia. «Jamás me había visto en otra igual. Los pasajeros nos daban besos, lloraban,... Hasta ha habido alguno que me ha querido dar dinero. Una pasada», relataba ayer Jorge a este periódico. «El otro chico y yo hemos hecho una relación tremenda. ¿Imagínate! Cosas así unen para toda la vida».
No fueron los únicos marcados por la dramática experiencia. L.G.G., embarazada de tres meses y medio, fue trasladada en ambulancia al centro sanitario de Villasana de Mena, en previsión de que el humo le hubiese provocado alguna intoxicación y ésta afectara a su estado de gestación. Afortunadamente, la joven, de 20 años y vecina de Medina de Pomar, fue atendida de inmediato y recibió el alta a las pocas horas de producirse el siniestro. Fuentes de FEVE relataban ayer el estado de nerviosismo de la chica, «todavía muy asustada por lo ocurrido». Un taxi se encargó de devolverla a Medina de Pomar.
El tren de La Robla, recuperado en 2003 para el tráfico de pasajeros, opera con trenes Apolo, unidades diésel para trayectos regionales que cubren las líneas Bilbao- Santander y Bilbao-León. El convoy de ayer estaba formado por dos coches de color azul y blanco, con automotor y unidos por un pasillo diáfano. Desde la compañía ferroviaria informaron de que el tren sufrió importantes desperfectos y fue devuelto, aunque sin necesidad de que lo remolcaran, a los talleres de Balmaseda para su reparación.
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