Borrar
Perfil de la estatua de Follet.
Casto Solano retrata a Ken Follet en un personal gesto de abstracción
CULTURA

Casto Solano retrata a Ken Follet en un personal gesto de abstracción

«No es un retrato del nombre, sino del hombre», explica el escultor al instalar la estatua en Vitoria

MARÍA ZABALETA

Martes, 8 de enero 2008, 03:21

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A Ken Follett le gustaba la escultura que el artista vitoriano Casto Solano dedicó al primer presidente del Consejo General Vasco -el socialista Ramón Rubial- y que luce hoy muy cerca del museo Guggenheim, en Bilbao. Tan buen sabor de boca se le quedó al conocer su obra -de Solano es también el popular 'Torero' de la calle Dato, de Vitoria,- que fue el propio Follett quien lo eligió para inmortalizar su figura en la plaza vitoriana de la Burullería, frente a la catedral de Santa María, templo que inspira su última novela, 'Mundo sin fin'; el reconocimiento hacia su persona de la capital vasca fructiticaba ayer, con la instalación de la estatua.

El jueves, el escritor británico se verá al fin cara a cara con su monumental 'alter ego'. El reflejo en bronce del autor más leído de la segunda mitad del siglo XX -gracias a 'Los pilares de la Tierra'- es un fiel y perfecto retrato del afamado escritor de 'best sellers'. Tanto físico, como psicológico. «No es un retrato del nombre, sino del hombre», resume Casto Solano, «muy satisfecho» con el resultado de su trabajo.

Físicamente, se trata de un talla de bronce, de cuerpo entero y de 1,80 metros de altura, con la que el artista vitoriano presenta a un hombre «inteligente, elegante y reflexivo». Así lo define Casto Solano -que lo ha tratado personalmente en tres ocasiones, una de ellas en Londres, donde reside el escritor- y así lo ha querido plasmar en su obra. «Es una obra de arte, en el sentido de que no he querido crear un muñeco. Quería que la talla transmitiera sensaciones, que expresara el pensamiento interior de Ken Follett, que conectara con el espectador», explica el artista.

De ahí la actitud reflexiva con la que lo ha modelado: de pie, en posición estática, con el brazo derecho apoyado sobre el izquierdo y con la mano diestra colocada sutilmente bajo su barbilla. «Es una pose que él utiliza mucho y que ha mí me gusta especialmente por cuanto transmite elegancia, pensamiento e inteligencia». Su mirada perdida -mirando hacia el infinito, hacia ese 'Mundo sin fin' que da título a su último 'best seller'- y su gesto sobrio, casi regio, tampoco son casuales. «La idea era que Ken Follett mirara hacia el interior, hacia su interior».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios