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EL CORREO
Viernes, 8 de febrero 2008, 12:20
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ETA hizo estallar esta madrugada, en plena ofensiva de la justicia contra la izquierda abertzale, una bomba con 11 kilos de material explosivo en los juzgados de la localidad guipuzcoana de Bergara que causó graves daños en la sede judicial así como en viviendas, comercios y vehículos situados en los alrededores, aunque no dejó heridos.
Los comandos de la banda habían guardado silencio desde la pasada Nochebuena, cuando atacaron con un potente artefacto una de las dos sedes que el PSE tiene en Balmaseda. Quince familias que vivían en el edificio se vieron obligadas a abandonar sus hogares en plena celebración de las fiestas navideñas. Además, la organización terrorista reaparece en Guipúzcoa desde que, a finales del pasado mes de septiembre, los etarras explosionaron una bomba ante la comisaría de la Ertzaintza de Zarautz.
Al filo de la medianoche, un comunicante que dijo hablar en nombre de ETA alertó a los bomberos de Oñati de la colocación de una mochila que contenía una carga explosiva en los juzgados de Bergara, un edificio de carácter monumental ubicado en la plaza Ariznoa, en pleno casco antiguo y muy cerca del Ayuntamiento. En esta ocasión, la organización terrorista no ha seguido su protocolo habitual de efectuar la llamada telefónica al diario 'Gara' o a la DYA.
Nada más tener conocimiento del aviso, la Ertzaintza se desplazó al lugar, acordonó la zona y comenzó a desalojar a los vigilantes jurados del edificio judicial -quienes también habían advertido la presencia de un objeto sospechoso en la puerta de los juzgados- y a vecinos de los inmuebles cercanos.
Sobre las 00.20 horas, estallaba el artefacto. La potente explosión, que pudo escucharse en una amplia zona del municipio, provocó daños importantes en la sede judicial, al igual que en viviendas, comercios y vehículos de las inmediaciones, según indicaron testigos. Al cierre de esta edición, los artificieros de la Policía autónoma continuaban inspeccionando el edificio, que ha sido también objeto de varios episodios de violencia callejera, en previsión de que pudiera haber alguna otra bomba.
Precedentes
Las instalaciones judiciales han constituido uno de los objetivos predilectos de ETA desde que anunció el final formal de la tregua, en junio del año pasado. Hace casi tres meses, el 12 de noviembre, el 'comando Vizcaya' colocó dos artefactos explosivos, uno de ellos oculto en una papelera como bomba trampa, en el Palacio de Justicia de Getxo. Un comunicante de la banda avisó de la presencia de la primera de las bombas, pero omitió la segunda, que contenía tres kilos de amonal y varios kilos de tornillería y estaba destinada a 'cazar', a los agentes de la Ertzaintza. Un fallo en su mecanismo de detonación evitó una carnicería.
Tan sólo un mes después, el 16 de diciembre, la organización terrorista seleccionó un objetivo similar, esta vez en Sestao, para hacer estallar una mochila-bomba abandonada en la puerta del juzgado de paz. La onda expansiva no produjo heridos, pero sí provocó graves destrozos en el inmueble y edificios próximos y el desalojo de varias decenas de vecinos de la zona.
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