La ministra frente a los cazadores

Intentó la ministra Cristina Narbona parar la manifestación de cazadores y agricultores del 1 de marzo en Madrid y los cazadores se rebotaron por entender que las cosas, como de costumbre, se hacían tarde y mal. Tocó entonces a rebato entre sus fieles y organizaciones agrarias como COAG, UPA, el sindicato CC OO y ecologistas como Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, SEO/BIRDLIFE (los de la contrapasa) y WWF/Adena, con el apoyo de OCU, todos ellos miembros asesores de su Consejo de Medio Ambiente (CAMA) -los cazadores no tienen representación- arroparon a la ministra, argumentando que la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad era poco menos que una bendición para seguir cazando. ¿Pero quién dice que los cazadores se manifiestan sólo por esa ley?

Señora ministra, tranquilícese, que se va a equivocar otra vez. No se enfrente a los cazadores, que esto no va sólo contra usted. Sino contra todos los que han pasado por su despacho, bien sean de izquierdas o de derechas. La 'ley del plomo' ha sido sólo el detonante, la gota que ha colmado el vaso. Ya se encargarán de enderezar entuertos los máximos exponentes del ecologismo ayudando. Como Joaquín Araujo, con críticas a los cazadores. ¿Faltaría más! ¿Quién está más documentado que él para hacerlo? Posiblemente nadie, a pesar de que confunda conejos con liebres en el pie de foto de su texto en contra de la caza. Pero qué más da, ¿acaso en el país de los ciegos el tuerto no es el rey?

Para gustos se han hecho los colores. Colores como el verde que pretenden abanderar algunos gurús del ecologismo pro-gubernamental, aunque, curiosamente, el rojo subyace con fuerza en todos ellos. Algo así como las sandías, verdes por fuera y rojas por dentro.

Bueno, pero ¿que importan los colores? Cada cuál hace de su capa un sayo; ahora bien, si encima los presupuestos del Estado les son condescendientes, pues miel sobre hojuelas. A pesar de todo, no creo que los cazadores sean tan malos como pretenden; algo tendrá el vino cuando lo bendicen y bebe tanta gente. Y si no, esperen a ver los resultados de la manifestación del 1 de marzo en Madrid.