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ARTESANA. Begoña Vadillo repasa una vidriera. / PEDRO URRESTI
«He llegado a hacer una vidriera para un local de alterne»
ENTRE MUJERES BEGOÑA VADILLO | VIDRIERA

«He llegado a hacer una vidriera para un local de alterne»

La artesana se confiesa enamorada de un oficio a extinguir en el que se trabaja siempre por encargo

LUCÍA MARTÍNEZ ODRIOZOLA

Domingo, 17 de febrero 2008, 03:45

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«Hice una vidriera gigantesca para un hotel de Castro y aún no he ido a verla instalada». Begoña Vadillo pasa las horas reclinada sobre un cristal, emplomando formas para colorearlas después. Es artesana del vidrio y además enseña el arte como maestra vidriera.

-O sea que usted pinta el cristal.

-Sí, las vidrieras son de varios tipos: las emplomadas, las de las iglesias, en las que los cristales van en un carril de plomo; otra técnica es la nuestra, trabajamos con plomo adhesivo y resinas. Es cuestión de gustos y a mí me convence más.

-¿Cómo le dio por ahí si de formación es psicóloga?

-Fue curioso: leí un anuncio en el periódico de que se daban cursos a quienes desearan aprender para enseñar después. Y como a las dos siempre nos había encantado la pintura, lo aprendimos con el que estaba de distribuidor del material en la zona norte.

-Usted y... ¿quién más?

-Mi madre, Begoña Dosouto. Fuimos por probar y a mí me enganchó absolutamente, no tengo horas para dedicarlas a ello.

-¿Tardaron en aprender?

-Poco; después depende del interés y la pericia. No se tarda en empezar a ver resultados.

-¿Qué se necesita para hacer vidrieras?

-Muy poquitas cosas: un soporte para trabajar, un cristal, espejo, metacrilato o loza...

-¿Loza?

-Sí, se pueden decorar azulejos, bandejas, tazas, vasos...

-¿Y además del soporte?

-Las pinturas de relieve, que son de resina, y las pinturas líquidas, que dan colores lisos o matizaciones.

-¿Qué son matizaciones?

-Por ejemplo, si hacemos un paisaje, podemos meter todas las graduaciones de color que hay en la naturaleza, mientras que en los lisos todo el espacio de color es idéntico.

Encargos raros

-¿A qué se puede aplicar esto que usted hace?

-En espejos se pueden hacer grecas; hemos trabajado mucho la imitación de azulejos...

-O sea, que falsifican.

-¿No! Aplico mis técnicas al diseño que me trae el cliente, nada más.

-De acuerdo, soy su cliente: quiero que me falsifique una vidriera de la catedral de León.

-Me parece crudo el encargo. He metido muchas horas en intentar sacar a este producto todos los usos posibles. Yo trabajo con unas cristalerías y...

-¿Cristalerías?, ¿vasos y copas?

-No, tiendas de cristales. Y cuando les viene algo nuevo, un cliente con un encargo raro...

-¿Se lo mandan a usted!

-¿Sí! 'Mira, que te mando a un raro', me dicen. Suelen ser trabajos que sólo se pueden hacer manualmente, por ejemplo, la réplica de una vidriera que se ha estropeado.

-¿Cuánto tiempo le puede llevar esa tarea?

-Ni lo sé. Hay mucha diferencia de unos trabajos a otros. Pero procuro sacar horas cuando no hay alumnas. Esto es como todo, también la mano debe coger el ritmo, hay que calentar, hacer ejercicios previos...

-¿Cómo empieza?

-De acuerdo con el proyecto, hago una maqueta, muy pequeña, tanto que el color debo extenderlo con un alfiler.

-¿Perdón?

-Sí, nosotras no usamos pinceles. En los trabajos grandes, damos el color con palillos y, en los pequeños, con la punta de un alfiler.

-¿Palillos de dientes como los de Torrente?

-Es para que no salgan burbujas. Después, dibujamos en un papel, colocamos el vidrio sobre él y comienza el trabajo de emplomado. Mire cómo lo hago. Si ha de tener tres milímetros de ancho, marco los bordes externos de ambos, hago un parón y... se me une el emplomado. ¿Lo ve?

-Sí: un milagro.

-Ese es el primer paso. Después, con una cuchilla, voy arreglando las imperfecciones del plomo, perfilo y al color.

-¿Eso queda así de por vida o si viene el niño con la uña...?

-Esto no se cae. Es una aleación de plomo y estaño muy maleable.

-Le creo.

-Después metemos el color y cuando estamos trabajando espacios grandes nos lo planteamos como una acuarela.

-¿Acuarela?

-Sí, hay que saber lo que vamos a plasmar, porque no se puede retocar.

-¿Siente orgullo de algo?

-En una casa hice cristales con motivos medievales, muy originales.

-¿Algún trabajo extraño?

-¿Raro? No sé...

(Entra su tía en la conversación: «Cuenta lo del 'puticlú'. Voy a tener más memoria yo que tú»).

-Cierto. Hice una vidriera de mujeres a tamaño real para un local de alterne de Bilbao.

-¿Cómo quedó?

-No sé; no la he visto. Ni la del hotel de Castro.

-¿Qué pasa con esta artesanía cuando hay que limpiar?

-Jabón, agua, una esponja y a secar.

-¿Y si tropiezo contra el plomo?

-Nada, porque no vas a ir con la cuchilla a limpiar el cristal.

-Hay gente para todo.

-También hay quien para limpiar un cuadro al óleo utiliza el disolvente y lo borra.

l.m.odriozola@diario-elcorreo.com

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