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PROTAGONISTAS. Andrés Nagel, el juez Rodríguez Achútegui y el alcalde David Latxaga. / M. SALGUERO
Andrés Nagel denuncia el estado de abandono de su escultura en Amorebieta
HOY ARRANCA EL JUICIO

Andrés Nagel denuncia el estado de abandono de su escultura en Amorebieta

El reconocimiento judicial de la obra reúne al artista y al alcalde en vísperas del pleito

M. ARNABARRI

Martes, 15 de abril 2008, 10:09

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El artista Andrés Nagel mostró ayer su indignación ante el estado de «abandono» y «deterioro» en que se encuentra la controvertida escultura que preside el casco urbano de Amorebieta desde una glorieta. El autor guipuzcoano se trasladó a esta localidad para tomar parte en las diligencias previas al juicio que hoy se celebra por el posible traslado de la obra y no le gustó lo que vio. Ni las dos señales que rodean la rotonda para informar de unos desvíos circulatorios, tapando parcialmente la escultura, ni el 'descuido' de mantener enredada la maroma de nylon que cuelga y fue concebida para que se moviera con el viento y jugara con la gravedad.

«Me da la impresión de que está así queriendo, porque al instalar la escultura ya di instrucciones al Ayuntamiento para mantener la maroma en buen estado y es tan fácil como que el camión que cambia las bombillas fundidas se encargue de desenredarla cada cierto tiempo», fue su primera impresión. Consciente de que no podrá declarar -el Consistorio no ha querido citarle, como ya hiciera en su día el de Bilbao en 'el caso Calatrava'-, Nagel no quiso perderse el reconocimiento ordenado por el titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Bilbao, Edmundo Rodríguez Achútegui, como prueba anticipada del pleito.

El juez convocó en Amorebieta a las dos partes en litigio para conocer 'in situ' sus argumentos sobre el encaje de la obra dentro del entramado urbanístico de la localidad. Nagel, como demandante, insistió en que la pieza fue encargada específicamente para ese entorno, «de ahí sus proporciones, volúmenes y orientación», y mostró su convencimiento de que la obra quedaría perfectamente integrada en la peatonalización que la Administración local proyecta en esta zona. Como anexo de esta última afirmación, su abogado, Eliseo M. Martínez, quiso también hacer constar que no existe dentro del mundo del urbanismo ni del arte la denominación «escultura de rotonda» con la que algún responsable municipal había tratado de justificar el traslado de la obra.

El Ayuntamiento tampoco alteró su guión. En sus exposiciones, el alcalde, David Latxaga, y su asesor jurídico, Félix Mercado, aseguraron estar velando por «los intereses generales» de un pueblo y, con este propósito, acercaron al juez a diferentes puntos de la localidad para que pudiera comprobar de qué manera podría «entorpecer» la escultura su desarrollo urbanístico. En este sentido, Mercado señaló al magistrado diferentes perspectivas desde las que la envergadura de la obra obstaculizaba la visión de otros edificios municipales, como el Centro Zelaieta o la Casa Consistorial.

Punto de encuentro

«Amorebieta carece de un casco urbano como tal, y de ahí que el espíritu del proyecto ganador del concurso de ideas sea hacer un punto de encuentro uniendo visualmente esos espacios emblemáticos de la localidad», volvió a hacer hincapié Latxaga. Sí resultó más novedoso que, en defensa de la demanda interpuesta por Nagel, el Ayuntamiento haya apelado también a la necesidad de reducir sus índices de contaminación como argumento para justificar la peatonalización de esa zona y el tralado de la escultura.

Como curiosidad, el reconocimiento judicial reunió por primera vez a Nagel y al alcalde tras el intenso cruce de declaraciones que protagonizaron hace meses. Aunque en aquella ocasión anunciaron que se verían pocos días después para tratar de limar asperezas, la cita no se produjo.

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