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ZIGOR ALDAMA
Jueves, 1 de mayo 2008, 05:54
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'Relaciones amorosas: un recorrido por el romance, el amor y la sexualidad'. Podría ser el reclamo de una agencia matrimonial, pero se trata del título de la asignatura obligatoria que imparten dos escuelas politécnicas de Singapur desde esta semana. Los estudiantes se enfrentan entre avergonzadas risas a la nueva materia, que pretende introducirles en el arte de la conquista afectiva y en las relaciones de pareja. Aunque lo que le interesa al Gobierno, artífice de la iniciativa, es que procreen. Así que la sexualidad es también parte importante de la clase, a pesar de que roza el tabú en la cultura china, imperante en la antigua colonia británica.
La razón no es otra que la bajísima tasa de fertilidad de la ciudad-estado asiática, que el año pasado cayó al mínimo histórico de 1,24 hijos por mujer, una cifra muy alejada del 2,5 necesario para mantener la población. Teniendo en cuenta que los dirigentes de la isla desean aumentar a 6,5 millones el número de habitantes, de los 4,5 actuales, parece lógico que no les importe romper barreras tradicionales para lograr su objetivo. De hecho, no es la primera vez que tratan propiciar el roce entre sus habitantes. De sexos opuestos, eso sí, porque las relaciones entre homosexuales son ilegales y, obviamente, nada tienen que ver con la fertilidad.
Hasta ahora, todas las medidas, como clases de baile, viajes organizados y hasta proyecciones de películas románticas, han resultado infructuosas. Ni siquiera los consejos que algunos periódicos daban para mantener relaciones sexuales en el coche han sido suficientes.
Genéticamente deseables
La introducción de estas 'clases para ligar' en nivel universitario tiene un segundo objetivo: que quienes procreen tengan estudios avanzados y sean, sobre todo, nacionales de Singapur, lo que denominan eufemísticamente como 'elite educada y genéticamente deseable'. Hasta ahora, el crecimiento demográfico viene determinado por los inmigrantes, en este caso básicamente procedentes del sudeste asiático y de India, mientras que la población originaria del país, inmersa en una de las sociedades más estresantes del planeta, completamente orientada hacia el éxito profesional, no tiene tiempo para cuidar de sus descendientes.
«Lo que pasa en Singapur es que estamos inmersos en una cultura que prima al individuo y el consumismo por encima de todo, y, además, bebemos de una tradición conservadora que nos retrae a la hora de encontrar pareja», comenta Hui Ling Law, una joven de 28 años que sigue sin su media naranja, «y no porque no busque». A ella, la iniciativa del Gobierno le parece bien, «siempre que no promueva la promiscuidad, sino la creación de una familia».
Para empezar, el profesor de 'ligue' hace hincapié en la importancia de los gestos. A los chicos les pide que cuiden su aspecto, que sean amables y no vayan de 'machos'. Luego pasa a un terreno mucho más complicado: cómo enamorarse. Pero también hay una importante dosis de pragmatismo: el Gobierno da dinero en efectivo a las parejas con más de dos hijos.
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