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CIENCIA

El puzle del ornitorrinco

El borrador de su genoma confirma que este animal endémico de Australia y Tasmania es lo que parece a simple vista, una mezcla de ave, reptil y mamífero

L. A. GÁMEZ l.a.gamez@diario-elcorreo.com

Jueves, 8 de mayo 2008, 12:13

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Tiene patas y pico de pato, pelaje de mamífero y cola de castor; pone huevos y amamanta a sus crías, aunque carece de pezones; nada bajo el agua con los ojos y los orificios nasales y auditivos cerrados, y se orienta mediante un sistema electrosensorial para capturar a sus presas; y el macho está armado en los talones con aguijones venenosos. El ornitorrinco es un bicho tan raro que, cuando fue descubierto en Australia en 1798, los zoólogos creyeron por los primeros bocetos que era un fraude. Hoy, el primer borrador de su genoma, publicado en la revista 'Nature', confirma a escala molecular que, en esencia, este animal es un mosaico de ave, reptil y mamífero. Lo que parece a simple vista.

El ornitorrinco ('Ornithorhynchus anatinus') es un animal endémico de Australia y Tasmania. Evolutivamente, se encuentra en la primera rama del árbol familiar de los mamíferos, junto a los equidna, los otros mamíferos que ponen huevos. Estas dos especies son los únicos supervivientes del orden de los monotremas. El ornitorrinco puede llegar a pesar 2,4 kilos y medir unos 50 centímetros, es de hábitos semiacuáticos y se alimenta de plantas, larvas, insectos y peces. Se le considera el primer representante del linaje de los mamíferos.

Mamífero muy primitivo

Su origen se sitúa hace 166 millones de años, como descendiente de un animal que compartiría características de mamífero y reptil. «Lo extraordinario del ornitorrinco es que ha conservado una superposición de características de dos linajes muy diferentes, mientras que los mamíferos posteriores perdieron los rasgos reptilianos», explica Wes Warren, genetista de la Universidad de Washington y miembro del equipo científico internacional que ha secuenciado el genoma del animal. Los científicos esperan que la comparación de su ADN con el de aves, reptiles y otros mamíferos ayude a rellenar huecos en la evolución de estos últimos. «A primera vista, parece como si fuera el resultado de un accidente evolutivo. Pero, con todo lo raro que es, su genoma no tiene precio a la hora de entender cómo evolucionaron los mamíferos», asegura Francis Collins, director del Instituto Nacional para el estudio del genoma Humano de EE UU.

El genoma del ornitorrinco tiene 2.200 millones de pares de bases -el nuestro tiene unos 3.000 millones-, con un total de 18.500 genes repartidos en 52 cromosomas, 10 de ellos sexuales. «Su organización genómica parece más propia de un ave o un reptil que de un mamífero», según Mark Batzer, de la Universidad del Estado de Luisina. Así, sus cromosomas sexuales se asemejan más a los de los pájaros que a los de los mamíferos. Además, los investigadores han encontrado muchos genes para un tipo de receptor del olor. «Esperábamos muy pocos porque estos animales pasan la mayor parte de su vida en el agua», admite Warren.

La elección del ornitorrinco para secuenciar su genoma se fundamenta no sólo en su localización en el árbol evolutivo de los mamíferos y en su rareza, sino también en que se trata de una especie en peligro de extinción. Es un animal muy difícil de reproducir en cautividad, y los científicos esperan que el conocimiento de su ADN permita redirigir las estrategias conservacionistas.

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