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Zubeldia ha preparado a conciencia el Tour./ EFE
Del Kas al Euskaltel Euskadi
CICLISMOS

Del Kas al Euskaltel Euskadi

La contrarreloj de Cholet pone a prueba las expectativas en el Tour de Zubeldia, Samuel Sánchez y Astarloza

J. G. P.

Martes, 8 de julio 2008, 10:12

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El viejo equipo Kas sólo se libró de Coppi. Al resto de los antiguos grandes mitos los tuvo en frente. A tortas con Anquetil, con Merckx y con Hinault. Malos tiempos para ganar el Tour. Entre los tres se repartieron quince ediciones. A cinco por cabeza. Al Kas le quedó como consuelo el orgullo de la pelea, los triunfos en la montaña y la clasificación por equipos. Subió al podio final como mejor escuadra en 1964, 1965, 1975 y 1976. La nave amarilla y azul gestada en Vitoria. Tres letras para el recuerdo. Ahora, el equipo vasco del Tour es el Euskaltel Euskadi. Naranja. Ya no están López Carril, Perurena, Fuente, San Miguel, Galdos, Gabica, Gandarias, Nazabal, Vélez o Zubero. Hoy, su plaza en el Tour la ocupan Zubeldia, Samuel Sánchez y Astarloza. Esta tarde les toca su primer paso hacia París: la contrarreloj de Cholet (29 kilómetros).

Para Zubeldia es el décimo Tour. Como para su equipo. Fiel. Ha crecido en esta carrera -dos veces quinto-. Y ha cambiado. Ya no es contrarrelojista. «Saldré a perder lo menos posible», dice. Es un frase típica de escalador. «En el pasado Dauphiné me vi mejor en la montaña». Zubeldia muda. «Siempre que pierdo peso, bajo en la contrarreloj», explica en la salida de Saint Malo, una ciudad que salpica: lluvia y agua marina. El guipuzcoano abulta igual de perfil que de frente. Extradelgado. Hoy le mide el Tour. «No sé los motivos por los que ahora voy peor contra el crono, pero, bueno, este año el Tour se va a decidir en la montaña». Ha adaptado su cuerpo al recorrido. Flaco. Para trepar.

Un ciclista en progresión

Astarloza fue octavo del Tour en 2007. Y acabó cuarto la contrarreloj del pasado Dauphiné. «Ese día era una etapa demasiado dura para mí. La de Cholet me va mejor, en teoría», comenta. Se tapa. Aún es un Tour temprano: nadie sabe cómo está nadie. Excepto Valverde, que anda «un punto por encima del resto». Astarloza es de mar. Abuelo y padre remeros. Callos en las palmas. Manos grandes como sarmientos. De las que agarran. Así corre él: aferrándose a los mejores. «Es un ciclista en progresión», define el secretario técnico del Euskaltel Euskadi, Igor González de Galdeano, que fue líder una semana de la Grande Boucle. Era contrarrelojista. Ahora mete a sus corredores en el mismo molde. Sobre todo, al asturiano Samuel Sánchez.

«Samu ha aprendido a concentrarse. A ser constante. Ésa es la clave de una contrarreloj». Su única victoria de 2008 es contra el cronómetro: en la Vuelta a Asturias. «Hay corredores muy buenos que nunca encuentran ese ritmo, su ritmo», subraya. El equipo vasco tiene armas que el Kas ni soñaba: el túnel del viento, las pruebas de aerodinámica, el coeficiente de penetración en el aire... «Todo eso ayuda. Por ejemplo, Zubeldia es el que mejor posición lleva». Agachado. La barbilla en las manos. La silueta de una gota de agua que avanza.

«Pero lo más importante es conocerse. Yo, cuando corría, no llevaba pulsómetro. Escuchaba a mi cuerpo». Encontraba la marcha perfecta, la ecuación exacta entre consumo y gasto. En la contrarreloj hay que llegar a la meta con el depósito casi vacío. Con lo justo para cruzar la raya. Eso siempre ha sido así. Como cuando González Linares, el cántabro del Kas, le pasó por encima a Merckx en la crono de Forest (Tour, 1970).

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