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Uno de los morlacos del encierro de Victorino Martín pasa sobre el diestro Antonio Ferrera. /FERNANDO GÓMEZ
El accidentado viaje del triunfador de la Feria
EN EL TRASLADO A BILBAO

El accidentado viaje del triunfador de la Feria

Un imprevisto en ruta obligó a transbordar junto a un club de alterne el encierro de Victorino Martínque debía lidiarse el domingo en Bilbao. Dos de los astados sufrieron daños y debieron ser sustituidos

ALFREDO CASAS

Martes, 26 de agosto 2008, 09:45

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Veinte kilómetros antes de alcanzar la Autovía de la Plata, en el tramo de carretera que va de la localidad extremeña de Torrejoncillo al puerto de Los Castaños, el camión que transportaba los seis toros que originalmente componían el encierro que el ganadero de bravo Victorino Martín presentó en los corrales de la plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao se paró por una avería en mitad de un peligroso cambio de rasante en curva. Caía la noche.

El embarque de los toros -tarea invariablemente espinosa con los astados marcados con el legendario hierro de la A coronada- había comenzado en la finca 'Las Tiesas de Santa María', ubicada en el término municipal de Portezuelo (Cáceres) el miércoles 20 de agosto a las siete de la tarde. Todo había discurrido del modo acostumbrado. Al finalizar, cada uno de los profesionales presentes en la operación se había despedido para tomar rumbo a sus hogares. Concretamente, Victorino Martín padre e hijo preparaban el equipaje que trasladarían para la corrida del pasado domingo en la capital vizcaína.

Mientras el conductor intentaba en vano arrancar, Juan Carlos Carreño -veedor de la empresa Chopera, que regresaba a tierras salmantinas- se encontró en mitad de la carretera con el vehículo que transportaba los seis 'victorinos' para el noveno y último festejo de la Feria de Bilbao.

Curtido en mil y una batallas, Carreño puso en marcha un plan de emergencia. En primer lugar avisó a la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, ya que el camión averiado ponía en peligro la circulación en la zona. A continuación informó del serio incidente al empresario Pablo Chopera y al criador de toros de lidia Victorino Martín. Además, localizó un nuevo vehículo en el que trasladar las reses hasta su destino. Mientras tanto, el conductor, Miguel Ángel Ramos, llamó a un camión góndola que remolcaría el estropeado hasta una explanada para efectuar el transbordo de los toros de un transporte a otro.

Luces de neón

Tras analizadas distintas localizacionespara proceder a esa operacdión, se escogió un terreno contiguo a un club de alterne. Uno de los cientos de prostíbulos que salpican los carreteras de la Península Ibérica. Conocedores de las pintorescas circunstancias, más propias de una película filmada por Luis García Berlanga y escrita por el desaparecido Rafael Azcona, los responsables del club, rodeados por señoritas de las más variopintas y nacionalidades, accedieron a apagar las luces de neón exteriores -proyectaban sombras a las que los toros derrotaban con inusitada fiereza- y a retirar a un perro que, con sus continuos ladridos, despertó el desasosiego entre los astados enjaulados.

Pitones escobillados

Alineados en paralelo los camiones, en mitad de la noche, alumbrados por la tibia luz de la luna, se inició el transbordo. Toro a toro. Tanto costó cada uno de los seis canjes que el ganadero Victorino Martín hijo temió por la integridad física del encierro al completo. Pasada la media noche, y finalizada la transferencia de morlacos entre vehículos, las reses toros partieron rumbo a Bilbao, donde llegaron a primera hora de la mañana. Desembarcados en los corrales de Vista Alegre, a plena luz del día, dos de los astados tenían los pitones escobillados.

Rechazados en el rutinario reconocimiento veterinario y llevados de vuelta al campo, Victorino tuvo tiempo de embarcar dos nuevos toros que, como es costumbre en el ganadero de Galapagar, completaron el encierro. Curiosamente, ambos toros -'Alevoso' y 'Dirigido'- compusieron el lote que lidió y estoqueó el matador Antino Ferrera. 'Dirigido' -de capa cárdena, herrado con el número 118, de 524 kilogramos y corrido en quinto lugar- ofreció un extraordinario comportamiento: encastado, enclasado, noble y de buen son, fue lidiado en el ceniciento ruedo de Vista Alegre de chiripa. El destino quiso que fuera este encierro el premiado por la Junta Administrativa de Vista Alegre como la mejor ganadería de las Corridas Generales.

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