«He hecho este filme para acabar con ETA»

Jaime Rosales (Barcelona, 1970) escribió el guión de 'Tiro en la cabeza' en una semana tras quedar conmocionado por el atentado de Capbreton. Empezó a rodarla casi de manera clandestina dos días antes de triunfar en los Goya.

-Hoy ha recibido más ataques por el fondo ideológico que por la forma del filme.

-Es una película de temática y forma complejas, una experiencia subjetiva. El lenguaje del cine tiene que evolucionar, y yo trabajo para el espectador del futuro. Si sale insatisfecho de verla, he hecho algo mal; si sale complacido, también.

-Reconoce que sintió miedo durante el rodaje, que miraba de noche a sus espaldas en las calles de San Sebastián.

-Soy consciente de que hay gente que a lo mejor no va a interpretar de forma adecuada su positividad. Hablo de ideas en un contexto contaminado por la violencia, y tengo a veces reacciones de cautela. Aunque también pienso que lo hago desde la ética de la bondad. No me va pasar nada ni se me van a tirar encima mediáticamente. Mi absoluto convencimiento de lo que hago es bueno para todos.

-¿Es consciente de que le pueden acusar de ingenuidad?

-Hemos de abandonar la lucidez y entrar en una etapa de cierta ingenuidad. O cambiamos nuestra mente hiperlúcida que nos lleva a ver las imposibilidades detrás de todo o acabaremos en el abismo. Yo tengo una ingenua fe en el ser humano.

-¿Quiere mostrar que un terrorista es igual que nosotros?

-Nunca me han interesado los arquetipos. He construido un personaje verosímil. Juega con niños, compra discos y echa un polvo. Hay gente que vive en la absoluta legalidad, y no hay mayor clandestinidad que esa transparencia absoluta. El terrorista es una persona normal, y en toda persona normal existe un monstruo, más en los hombres que en las mujeres.

-Escuchar al otro, ver qué tenemos en común suena a equidistancia, a equiparar a víctima y verdugo.

-De ningún modo. La equidistancia no ayuda. Entiendo por qué Medem utilizaba ese concepto en 'La pelota vasca', pero no le salió una película equidistante. Utilizar la balanza no es una buena herramienta. Entre las víctimas y los terroristas hay un trabajo hacia la moderación que tenemos que hacer los que no estamos tan contaminados emocionalmente.

-¿Ha hecho esta película para acabar con ETA?

-Evidentemente.Ya en 'La soledad' dejaba patente mi profunda decepción por la clase política. Mi película intenta que una serie de ideas empiecen a trabajar en busca de una solución. Ni ETA va a derrotar a la democracia, ni la democracia a acabar con ella sólo por la vía policial.