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FERNANDO PESCADOR
Sábado, 8 de noviembre 2008, 10:17
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José Luis Rodríguez Zapatero asistirá a la cumbre en Washington del próximo sábado, donde el G-20 -los países más industrializados y los emergentes- sentará las bases de una nueva arquitectura de las finanzas planetarias. Nicolas Sarkozy, que acudirá a la reunión como presidente de turno de la UE, cederá la silla de Francia a España, que podrá intervenir en los debates, aunque sólo en defensa de las posiciones de la Unión adoptadas ayer por los líderes europeos en un cónclave celebrado en Bruselas.
El presidente español, que salió visiblemente satisfecho del Consejo Europeo y fue felicitado por miembros de la delegación española, según declararon testigos a EL CORREO, rehusó en un primer momento cantar victoria. Recordó que el envío de las invitaciones correspondía al anfitrión, George W. Bush, que le había apartado del encuentro del día 15. Sólo cuando los periodistas le comunicaron que El Elíseo había anunciado la 'luz verde' de Estados Unidos a su propuesta, esbozó media sonrisa, que atajó con rapidez.
Poco después llegaban noticias desde la Casa Blanca que confirmaban su visto bueno a la iniciativa de Sarkozy. El líder galo había subrayado que es «difícil» de explicar que España, «la octava economía del mundo, no se pueda sentar con las 20 más importantes» para analizar la crisis económica y las posibles reformas del sistema financiero para evitar que se repitan los errores que han conducido a esta situación. «No tenemos un problema con España en general», declaró un funcionario de la residencia presidencial de EE UU, que pidió no ser identificado y precisó que Bush se remitiría «a lo que la Unión Europea quiera hacer». Oficialmente, la Administración norteamericana prefirió no hacer ningún comentario.
Refundación
No obstante, París despejó cualquier duda al enviar a los 27 socios de la UE un comunicado en el que ratificaba que Zapatero participará en la cumbre. Era la culminación de veinte días de intensas gestiones de la diplomacia española y de contactos a todos los niveles en busca de un hueco en la cita del próximo sábado. De paso, Rodríguez Zapatero tendrá ocasión de visitar por primera vez la Casa Blanca, donde Bush agasajará a sus invitados con una cena la víspera del encuentro.
El presidente español -que, según fuentes del Consejo consultadas por este periódico, disfrutará de autonomía plena en el G20 al tener la reunión un carácter informal- valoró la presencia de España en la reunión en términos políticos y económicos. «Constituye -dijo- un reconocimiento de lo que somos, un país significativo e importante; y de los méritos de nuestro sistema, que cuenta con uno de los mejores modelos de supervisión y control de entidades financieras del mundo. Y tiene también un valor político objetivo y trascendente».
Preguntado por si el Gobierno trabaja para incorporar al país a foros internacionales como el G-8 o el G-20, afirmó que sí, pero que «es una estrategia que conviene aplicar más que anunciar, porque estas cosas no son nada fáciles. España tiene razones objetivas para pasar a ser un actor global, pero no se trata de que lo merezcas, sino de que te lo reconozcan, y eso es muy difícil». En cuatro ocasiones aludió a la dificultad que supone entrar en estos foros.
Conocidas las aspiraciones españolas, tanto Holanda como Chequia habían expresado su deseo de asistir también a la cumbre. En su comparecencia ante los medios, Sarkozy reconoció que este problema no está resuelto. De España dijo que su presencia en la reunión del G-20 era una cuestión «de sentido común».
En el Consejo, nadie puso pegas esté en Washington, según el propio Zapatero. Sólo el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, intentó aclarar los turnos de intervenciones de los europeos en esa reunión para evitar redundancias.
El jefe del Ejecutivo español utilizó una retórica próxima a la de Sarkozy sobre la conferencia de Washington. Se trata de «proceder a una refundación del sistema financiero» surgido de Bretton Woods -señaló-, una idea que anglosajones y alemanes rechazan por «excesivamente ambiciosa».
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