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M. J. C.
Domingo, 23 de noviembre 2008, 03:41
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Como toda historia, aunque sea falsa, el fraude de Iruña-Veleia tiene sus protagonistas. El primero es Eliseo Gil, el arqueólogo que desde 1994 excava el yacimiento y quien presentó los hallazgos en 2006.
El segundo es Joaquín Gorrochategui, catedrático de Lingüística Indoeuropea. Al poco de constatar que había textos en euskera supuestamente escritos entre los siglos IV y VI e «inteligibles», hizo públicas sus sospechas sobre la autenticidad. Le apoyaron el catedrático de Filología Vasca Joseba Lakarra y el profesor de Historia Medieval Juan José Larrea.
El 'e-mail' de Knörr
En cambio, el también catedrático de Filología Vasca y vicepresidente de Euskaltzaindia, Henrike Knörr, no encontró motivos para desconfiar en un principio. Después, se quejó por no tener acceso a las piezas y por último, días antes de morir la pasada primavera, envió un correo electrónico a sus colegas en el que les decía: «No hay ninguna duda de que esto no puede corresponder a la etapa antigua».
La diputada foral de Cultura, Lorena López de Lacalle (EA) ha sido decisiva. Nada más acceder al cargo, en el verano de 2007, se propuso zanjar la polémica. En enero pasado creó una comisión de investigaci ón que el miércoles expuso sus demoledoras conclusiones.
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