Un triunfo para PSE y PP

E l resultado de la votación celebrada anoche en la asamblea general de la Kutxa en San Sebastián supone una sorpresa rotunda, un sonoro fracaso de los promotores de la fusión y la constatación evidente de que la impregnación política en la vida de las cajas vascas es omnipresente y, a la vez, letal. Por supuesto que se puede estar en contra del proyecto en sí o, quizás más fácil, de su concreción actual y de los tiempos marcados para su consecución, pero me parece del todo lamentable que un asunto tan importante como éste termine encallado en los arrecifes de la política partidista más rastrera.

Durante mucho tiempo, los que opinamos que éste era un asunto de poder, amparado en el interés político, todo ello bien empaquetado en argumentos técnicos y envuelto en criterios profesionales, fuimos acusados de agoreros interesados y sentenciados como obstruccionistas malintencionados. Bueno, pues que ahora nos expliquen todo despacio, para ver si se nos abren las meninges y lo entendemos de una vez.

Visto así, el resultado final de la votación supone un claro triunfo para socialistas y populares, que se habían opuesto a la fusión, sin matices ni reservas. Se ha llegado tan lejos, se han aplicado tantas energías y se han acumulado tantas fuerzas que habrá quien quiera ver en este fracaso un signo de los nuevos tiempos y un avance de lo que pueda suceder en las próximas elecciones.

Por su parte, los rectores alaveses de la Vital habrán respirado con alivio. No sólo no han perdido ninguna oportunidad sino que podrán retomar el asunto desde la casilla inicial, si es que todavía queda alguien con ganas y ánimo suficientes para volver a intentar la fusión a tres. En cualquier caso, es evidente que habrá que esperar a que pase un tiempo y, sobre todo, la próxima cita electoral antes de que el dossier vuelva a la mesa de negociación. Si de verdad éste fuese un asunto técnico, planteado desde la asepsia profesional, nada de esto hubiese sucedido. Pero, como no lo es, refleja de forma exacta la extraordinaria y esterilizante complejidad de la realidad política vasca. Esto es lo que hay. Una lástima.