El caso de la estatuilla robada

Parece una broma, pero no lo fue. A Albert Solé le robaron el Goya a la mejor película documental que logró por 'Bucarest, la memoria perdida'. El director catalán dejó el trofeo en el guardarropa de la discoteca madrileña en la que el equipo de 'Los crímenes de Oxford' celebró una fiesta y cuando fue a recoger la pesada estatuilla ya no estaba. «La chica del ropero se lo dio al primero que se lo pidió. No entiendo cómo ha podido pasar, es un desastre. Además, la gente del local estuvo muy poco colaboradora», lamentaba el realizador.

Poco le duró la alegría al hijo del ex ministro de Cultura Jordi Solé Tura, enfermo de alzheimer y protagonista del documental. «Voy a poner una denuncia. Me hacía mucha ilusión enseñárselo a mi hija, aunque tengo la esperanza de recuperarlo», dijo el realizador, que agradece la celeridad con la que se ha movilizado la presidenta de la Academia de Cine, Ángeles González Sinde, para solucionar el asunto.

Cuando acabó la gala de la 23ª edición de los Goya, el cineasta acudió a la fiesta privada de 'Camino', «pero no pude entrar porque estaba llena». Al final, se sumó a la celebración del equipo de 'Los crímenes de Oxford', la película del bilbaíno Alex de la Iglesia, que resultó premiada en tres categorías (música original, montaje y dirección de produción). «Lo pasamos muy bien, pero cuando cerraron y fui a recoger el premio -un busto de bronce que representa al pintor de Fuendetodos- no estaba. Le dije a la chica del ropero que yo tenía la ficha, que a quién se lo había dado, pero...», recordaba ayer un apenado Albert Solé.

Inmediatamente, Ángeles González Sinde hizo un llamamiento: «Si alguien tiene un Goya al mejor documental y no es suyo, por favor que entre en razón y lo devuelva». La petición podría haber surtido efecto y, según asegura hoy el 'El Mundo', un crítico en paro, autor del 'robo', habría devuelto ayer mismo el busto al periódico.