La voz del 'gigante' de Aranaz

Antxon Maiz Bergara ve pasar el tiempo en el caserío Petrijenkoborda de Aranaz (Navarra) ve pasar el tiempo. Es uno de los zagueros que imprimió su sello en los frontones durante 20 años, de 1975 a 1995. Rodeado de robles milenarios, hayedos y el verde del Pirineo navarro, descansa el que fue conocido con el sobrenombre del 'gigante' de Aranaz.

Con 1,92 metros y 105 kilos, ahora sólo tiene como pasatiempo, «pequeñas cosas que me hacen muy feliz». Casi siempre, con su familia: «Mi mujer, Lourdes, las dos hijas, Rosa Mari y Mirari, y de mi nieta recién llegada, Saioa».

Como buen navarro, sus dos pasiones son la pelota y la caza. Sigue su deporte preferido por la televisión y acude a algún festival. Pero cuando llega el otoño, se pasa a la escopeta. Con sus dos perros se tira al monte y el tiempo deja de tener sentido para él.

Ésta es la plácida vida de Antxon Maiz, que después de su retirada de la canchas, una primavera de 1995 en el Deportivo de Bilbao, mantiene un récord en el Campeonato de Parejas como zaguero. Guarda cinco 'txapelas' en su vitrina. Las mismas que Julián Retegui. La primera, con Peirola (1978). La segunda, con Ariño IV (1980). La tercera y la cuarta, con Bengoetxea IV (1982 y 1983). Y la quinta, en compañía de Martín Alustiza (1992).

«Jugar con Maiz II era como gozar de un seguro de vida a tu espalda», recuerda el vizcaíno, Roberto García Ariño. Salvador Bergara, uno de los delanteros que más veces se enfrentó al de Aranaz, cuenta con una opinión clara sobre su paisano. «Era uno de esos zagueros con una excelente colocación en la cancha y un pelma peloteando. Y lo más importante, tenía el respeto y la admiración de todos los compañeros por su innegable humanidad».

Después de su despedida, Antxon se convirtió en seleccionador de material para la promotora de los Vidarte y más tarde entró en el cuadro técnico de esa empresa. Sin embargo, hace dos años el destino le jugó una mala pasada. Se cayó de una escalera, de unos tres metros de altura. «Me fracturé una vértebra y me aplasté otra. Las he pasado canutas», señala.

El navarro no es de esos tipos que miran al pasado de su deporte y suelta una alabanza. «Cada época tiene su sitio, nada es comparable y lo que sí es cierto es que ha habido y habrá en la pelota cosas buenas y malas. Yo casi siempre me quedo con lo bueno», sostiene con su clásico acento conciliador.

Con Irujo y Goñi

Tiene claro que el cambio más importante que se ha producido es el correspondiente al material, producto de múltiples polémicas. «Antes los zagueros estábamos peloteando entre el cinco y el seis y ahora están plantados del cuadro siete para atrás. Por tanto, las pelotas son mucho más vivas en este nuevo siglo que el pasado».

Mucho se especula sobre la identidad del mejor delantero de los 80 y 90, cuando él estaba en activo. «El número uno fue Julián Retegui. Marcó la diferencia en el Manomanista y también en el Parejas porque nos daba muchas ventajas». Tampoco quiere olvidarse de Bengoetxea IV, con el que logró dos 'txapelas' consecutivas.

Sobre el Parejas de este año, que culminará el domingo en el Atano III de San Sebastián, opina que «ha sido todo un éxito, tanto en lo deportivo como en el poder de convocatoria que ha tenido. Me ha llamado la atención la cantidad de jóvenes que han ido al frontón y el buen ambiente que ha existido y el espectáculo que se ha ofrecido a los pelotazales». Se le nota contento. «La final es la mejor posible, porque se han metido en ella los dos delanteros más importantes de la modalidad -dice Maiz II- y unos zagueros muy bien pertrechados defensivamente». No tiene duda en su pronóstico: «Ganarán Irujo y Goñi III. Juan es el mejor y el que impone el ritmo de juego en los partidos. Es distinto a todos», apunta.