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El animal pasa junto al barco de Greenpeace. / L. CALABOR
Un delfín vino a Bilbao
VIZCAYA

Un delfín vino a Bilbao

El ejemplar jugueteó en la ría desde la tarde del jueves y no se ha logrado convencerle para que vuelva al mar

ESTIBALIZ SANTAMARÍA

Sábado, 23 de mayo 2009, 11:18

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Esta vez sí había un pez gordo entre las angulitas pero, por suerte, al acercar el farol resultó ser un hermoso delfín. La ría de Bilbao fue el centro de atención durante el día de ayer y buena parte de la tarde del jueves. La culpa fue de un elegante delfín, algo despistado, que perdió de vista a sus hermanos y, explorando nuevas aguas, dio con su aleta en la ría bilbaína. Lo descubrió una patrulla de la Cruz Roja el jueves por la tarde, cuando el mamífero se puso a juguetear junto a su embarcación. La primera reacción del equipo fue intentar rescatar al animal para acercarle hasta Górliz, y que fuese atendido en el centro de recuperación de fauna ubicado en la localidad costera, pero el delfín resultó bastante escurridizo y volvió a lanzarse en la ría sin dejar rastro. No obstante, fue tan raudo como presumido y ayer por la mañana, tras remontar toda la ría, volvió a exhibir sus cabriolas a la altura del puente de San Antón, en Atxuri. Varios viandantes, asombrados por los saltos del ejemplar, alertaron a la Ertzaintza y estos a su vez pusieron sobre la pista a los técnicos de Base Gorria, el servicio de la Diputación vizcaína especializado en el rescate de animales. Una embarcación del cuerpo de bomberos partió hacia San Antón con un veterinario foral a bordo para intentar guiar al delfín hacia mar.

En los márgenes de la ría el ejemplar fue sorprendiendo a propios y extraños. Entre él y los mubles no hay comparación. Tal y como explicaron ayer desde el departamento foral de Medio Ambiente, los técnicos se aseguraron de que «el animal está en perfecto estado.. No ha sufrido ningún daño y es perfectamente capaz de alimentarse, así que se ha descartado llevarlo al centro de recuperación de Górliz». Así pues, la embarcación empezó a cerrarle el paso en la ría de modo que, «como el pastor con las ovejas», el delfín fuese avanzando hacia El Abra. Al principio fue fácil. Para media mañana, el cetáceo estaba en Zorrozaurre, pero la zona debió resultarle acogedora porque, en ese punto, se negó a continuar su camino. A media tarde, los técnicos forales decidieron desistir. «Aunque el mar es un hábitat preferible para los delfines por la sal y el oxígeno, no corre ningún riesgo por pasar unos días aquí. Y han preferido no someterle a una situación de estrés por insistir en que avanzara», argumentaron. Hoy seguirán pendientes de esta cría ya desarrollada de delfín común, de unos 1,20 metros.

Un despiste

La teoría es que «se ha despistado del resto del grupo comiendo peces y, perdido, ha llegado hasta la ría». Y es que la vida social de esta especie de cetáceo se basa en la manada, que puede llegar a componerse por varios miles de ejemplares, aunque a la hora de viajar suelen hacerlo en grupos de 10 a 50. El delfín común no es el típico 'Flipper'. Éste era un mular. El visitante de ayer pertenece a la especie más habitual, la que vive en aguas templadas y es asidua de las zonas costeras. Son nadadores acrobáticos y especialmente veloces -pueden alcanzar los 65 kilómetros por hora-. Además, suelen relacionarse con ballenas en alta mar y, por la costumbre de jugar con estos enormes cetáceos, muchos cruceristas suelen disfrutar de sus volatines en la proa del barco. Lo cierto es que es una especie afortunada, es la más longeva. Pueden llegar a cumplir 20 e incluso 30 años.

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