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F. GÓNGORA
Martes, 16 de junio 2009, 12:43
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Aseguran que no están en contra del tranvía, pero la lista de «agravios, molestias y peligros» que han padecido desde que se puso en marcha hace ya seis meses es tan grande que no lo quieren ver ni en pintura. Al menos en la zona centro. Vecinos y comerciantes de las calles General Álava, Dato y Angulema pidieron ayer a las instituciones que supriman el trazado entre el Parlamento y Angulema, las dos estaciones más importantes en número de viajeros. Y lo hacen porque se sienten engañados con este medio de transporte. «El ruido que mete dobla los límites permitidos como se ha comprobado con detectores, las vibraciones no dejan dormir a nadie y el peligro en las zonas más estrechas es inasumible, especialmente para niños y ancianos», alegan.
Lo expusieron ayer en el programa 'Protagonistas Álava' de Punto Radio. No forman ninguna asociación, sino que han coincidido en la misma opinión frente al metro ligero, a medida que transcurría el tiempo. «El tranvía funciona desde la ilegalidad. La Policía Municipal ha medido el ruido que produce y estamos hablando de entre un 50 y un 90% por encima de los límites establecidos. Y de este desastre tienen noticias tanto Euskotran como el Ayuntamiento», señaló Luis Mendoza, uno de los vecinos afectados.
A juicio de Mikel Apellániz, un comerciante de la zona, hubo escasa información cuando se implantó y muchas preguntas se quedaron en el aire. «Ahora sabemos por qué. Puedes estar al otro lado de la casa pero vas a sentir en la cama las vibraciones. Nos sentimos seria y gravemente afectados», agrega.
A la vecina María Jesús Sangredo el nuevo despertador obligatorio no le gusta. «Cada mañana a las seis el metro me despierta. Si tienen intención de ampliar horarios los fines de semana tendremos que irnos de Vitoria para poder dormir», se queja.
No son las únicas denuncias. La residente recuerda la cercanía de los vagones a portales y comercios y el peligro que supone, especialmente para mayores y niños. Hay un riesgo evidente de atropello. «Es increíble que se vaya a apenas un metro de un tranvía. Además del daño que hace a los comerciantes que los clientes no puedan aparcar en todas esas calles», agrega.
Situaciones de riesgo
Según Mikel Apellániz ya se han producido situaciones de riesgo en las que las ambulancias no han podido atender a las personas enfermas, como ocurrió hace unos días en un súper de la calle General Álava. «Los camilleros tuvieron que dejar el vehículo donde pudieron y salir corriendo a atender a la mujer. En otra ocasión fue la funeraria la que transportó un cadáver por toda la calle puesto que no podía aparcar en la calle», señala.
Las situaciones de peligro han sido numerosas en ese punto donde la calle se estrecha mucho. «He visto muchos frenazos en seco para evitar atropellos. Gente que se ha dado grandes sustos y aquí sabemos que la catenaria retrasará a los bomberos media hora más en el caso de que tengan que actuar», indica Apellániz.
De momento, los vecinos se conforman con denunciar en los medios de comunicación su malestar pero no descartan próximas movilizaciones, la creación de una asociación de afectados y llevar el tranvía a los tribunales de Justicia «porque tenemos pruebas irrefutables».
Los residentes están de acuerdo en que la solución pasa por suprimir las paradas de Parlamento y Angulema y en fijar el fin de la línea en Lovaina. En cuanto al futuro, piden que, como reclamó en su día el alcalde, Patxi Lazcoz, la conexión con la zona sur se haga a través de la Avenida y el puente de Portal de Castilla.
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