Las víctimas del terrorismo explicarán en persona su tragedia en los colegios vascos

Las víctimas del terrorismo, tanto de ETA como de los GAL, explicarán en primera persona su experiencia en los colegios vascos. La consejera de Justicia y Administración Pública, Idoia Mendia, anunció ayer que ésta será una de las novedades más importantes que presentará en el Parlamento vasco una vez que se «reformule» el actual plan de Educación para la paz diseñado en la anterior legislatura por el departamento de Joseba Azkarraga, en concreto, por la dirección de Derechos Humanos dirigida por Jon Landa. El Gobierno presidido por Patxi López considera que este proyecto no cumple con los objetivos para los que fue creado, en especial, la deslegitimación de ETA.

La iniciativa puesta en marcha por el Ejecutivo de Juan José Ibarretxe nació rodeada de una fuerte polémica. En principio, una de sus principales finalidades era trasladar el testimonio de las víctimas del terrorismo a las aulas. Sin embargo, las discrepancias entre los partidos surgieron desde el primer minuto. Socialistas y populares consideraban que los afectados por la violencia etarra tenían que acudir en persona hasta los centros escolares. Una postura contraria a la mantenida por Landa, que lo consideraba una experiencia «demasiado abrupta» para los escolares. Al final, los alumnos conocieron las vivencias de las víctimas de manera indirecta, por medio de relatos escritos.

Con la salida de Eusko Alkartasuna del Gobierno y la llegada del PSE a Lehendakaritza, los relatos de las víctimas del terrorismo sí estarán en las aulas. Así lo aseguró ayer Mendia durante su comparecencia en la comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, en la que presentó las líneas maestras de su mandato.

Durante su intervención, la consejera disparó a la línea de flotación del plan. Y de manera rotunda. Admitió que a lo largo de la pasada legislatura se hicieron «cosas importantes», como la aprobación de la Ley de Víctimas, la celebración de un pleno monográfico o los reconocimientos habidos en diferentes ayuntamientos vascos. Pero, a partir de ahí, dejó claro que el proyecto de Jon Landa no es una de las cuestiones que, a su juicio, debe pasar a la historia. «Lo importante en el momento actual no es inventar cosas nuevas más o menos exóticas», resumió.

Mendia tachó de inaceptable que las referencias a la violencia terrorista en dicho plan «brillen prácticamente por su ausencia, diluidas en algo tan genérico y tan universal como los derechos humanos». En un alegato que dejaba lugar a pocas dudas, la consejera lamentó que la mención al terrorismo se haga «con toda clase de reservas y de cuidados» y manteniendo «posiciones de equidistancia entre víctimas y victimarios, volviendo a posiciones que creíamos superadas».

La consejera denunció que a pesar de que la sociedad vasca tiene que seguir manifestándose para reivindicar el derecho a la vida, persiste una «subcultura» de «violencia» que «ha penetrado en nuestro tejido social» y que ha creado «una red de apoyos civiles a la actividad terrorista».

La pretensión de Mendia es remodelar desde sus cimientos el plan de Jon Landa e introducir una batería de medidas consensuadas con el resto de grupos parlamentarios. Entre ellas, eliminar la referencia a la existencia en Euskadi de un «conflicto» por considerar que «no se puede confundir terrorismo» con los problemas políticos, y sobre todo, que las víctimas levanten su voz en las aulas porque «las generaciones jóvenes» deben saber su sufrimiento.

'Guerra sucia'

Aunque todavía no se ha detallado la fórmula que se utilizará, el objetivo es consensuarla con la Oficina de Víctimas de Maixabel Lasa -dependiente de la consejería de Interior- y el Departamento de Educación de Isabel Celaá. Ninguno de los grupos presentes en la comisión presentó demasiados reparos a los planteamientos de Mendia. En el órgano parlamentario no había ningún representante de EA, pero sí del PNV y EB, que compartieron tareas de gobierno en el tripartito.

A lo largo de toda su comparecencia, la consejera de Justicia insistió en la necesidad de deslegitimar a ETA y recordó a las últimas víctimas de la banda, desde Isaías Carrasco a Inaxio Uria. Pero también aludió a la 'guerra sucia'. Admitió que su departamento asume que en la «historia reciente de nuestra democracia» se han producido «violaciones de derechos humanos fundamentales por parte de otros agentes, singularmente, por parte de elementos del propio Estado».

Reconocido este punto, Mendia quiso establecer una frontera clara para evitar equívocos. Rechazó establecer «ningún tipo de correlación» entre las distintas «violaciones» y negó de forma vehemente que la violencia desarrollada por otros grupos pueda legitimar a ETA. «La lesión del derecho a la vida por parte de la banda terrorista ETA existe como tal, sin ningún tipo de justificación ni contextualización», afirmó para posteriormente añadir: «Los terroristas nos exterminan, y punto».

Respecto a los represaliados del franquismo, Mendia anunció la posible elaboración de un «mapa de fosas», proyecto iniciado en la legislatura anterior y que cuenta con el apoyo del Gobierno central, abogó por recuperar la Memoria Histórica y se comprometió a combatir la «lacra del terrorismo machista».

La comisión discurrió con extrema monotonía, sólo rota cuando la portavoz del PNV, Nerea Antia, recordó que Nelson Mandela, antes de obtener el premio Nobel de la paz, fue catalogado de terrorista.