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CÉSAR COCA
Viernes, 19 de junio 2009, 11:08
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El politólogo y sociólogo británico de origen alemán Ralf Dahrendorf falleció ayer en Colonia, a los 80 años. Dahrendorf ha sido a lo largo del último medio siglo uno de los científicos sociales más importantes y puso las bases de un liberalismo moderno que requiere del Estado para poner límites a la desigualdad. Crítico con muchos aspectos de la globalización y siempre alerta ante los peligros que acechan a los sistemas de libertades, visitó España en octubre de 2007 para recoger en Oviedo el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.
En su biografía se combinan la faceta del estudioso y la del hombre de acción. Su primera aproximación a la importancia de un sistema de libertades no fue teórica sino crudamente práctica. La vivió en un campo de concentración, al que llegó con sólo 15 años. La Gestapo lo detuvo por haber escrito en la escuela unas notas críticas con los nazis y fue enviado junto a su padre -un antiguo diputado del SPD en el Reichstag- a un centro de reclusión y exterminio en lo que hoy es Polonia. Salvó la vida por un golpe de suerte y volvió a su ciudad natal, Hamburgo, donde cursó sus estudios universitarios y más tarde ejerció de profesor. También impartió clases en Tubinga, Constanza y Palo Alto, mientras desarrollaba su teoría del Conflicto Social, que explica el cambio desde una posición equidistante del marxismo y el funcionalismo.
En Inglaterra
Después se lanzó a la arena de la política. Fue elegido diputado al Parlamento alemán por el Partido Liberal y más tarde comisario europeo. La segunda parte de su carrera transcurrió en Inglaterra, donde dirigió la London School of Economics y el St. Anthony's College de Oxford. En 1988 adquirió la nacionalidad británica y en 1993 fue nombrado Barón Dahrendorf de Clare Market por la reina, lo que le llevó a la Cámara de los Lores.
Durante estos años, partiendo del pensamiento de Popper y Aron, ha desarrollado sus postulados liberales y aclarado conceptos. Por ejemplo, frente a quienes se quedan en pedir «más mercado y menos Estado», advirtió que éste es necesario para poner límites a la desigualdad, porque una cierta diferencia entre los ciudadanos estimula la creación de riqueza pero cuando es excesiva «resulta perniciosa». Contrario a cualquier tipo de nacionalismo, defensor de un poder judicial fuerte que no permita que los políticos se salten las leyes, fue siempre muy crítico con un cierto relativismo moral -ahora diríamos con lo políticamente correcto- que ha permitido que arraiguen en las sociedades occidentales grupos que defienden ideas que atacan frontalmente los valores de la democracia. «No se necesita mucho para poner a gentes que pertenecen a un grupo en contra de otras con las que aparentemente habían vivido en paz», escribió.
Preocupado por la presencia creciente en el espacio europeo de la religión, sobre todo el Islam, Dahrendorf lanzó hace unos pocos años una advertencia que sigue vigente: «Quienes están comprometidos con la libertad deben aprender a valorarla y defenderla ahora, no sea que algún día tengan que pelear por recuperarla». Sus libros más célebres son 'Clases sociales y conflicto en la sociedad industrial', 'Ley y orden' y 'El nuevo liberalismo'.
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