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Urgente El Gobierno central ampliará el aeropuerto de Bilbao
Micheletti saluda tras comparecer ante la prensa en Honduras./ AP
Zelaya dialoga con Micheletti a través de un mediador
Golpe de Estado en Honduras

Zelaya dialoga con Micheletti a través de un mediador

El presidente depuesto y el líder acusado de golpista abren las negociaciones en Costa Rica Óscar Arias, Nobel de la Paz, actúa de enlace entre ambos

MARCELA VALENTE

Viernes, 10 de julio 2009, 10:53

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En un clima de tensa expectativa se inició ayer en Costa Rica un diálogo que busca algún tipo de solución a la crisis de Honduras. El conflictivo arranque de las conversaciones presagia una gestión difícil. El mandatario costarricense, Oscar Arias, recibió en su residencia al presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya. Pero el gobernante de facto, Roberto Micheletti, llegó al aeropuerto de San José con una numerosa comitiva que incluyó a militares y desde allí exigió «garantías de seguridad» para sumarse al diálogo. Después de más de dos horas en la base aérea, al cierre de esta edición, el presidente interino de Honduras se avino a trasladarse hasta la residencia de Arias.

Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) estableció los límites de las gestiones del mediador. El secretario general, José Miguel Insulza, advirtió que «todas las soluciones son con Zelaya de vuelta en el palacio gubernamental», y reiteró el «categórico rechazo al golpe de Estado» expresado por los 33 estados miembros del organismo el domingo, cuando resolvieron suspender a Honduras de su seno.

La clave del diálogo, dijo, es «que el Ejecutivo de facto acepte el retorno del Gobierno constitucional. Todo lo demás es conversable», aclaró Insulza, que adelantó que los mandatarios del hemisferio difícilmente acepten una salida que deje a Zelaya fuera de su cargo debido al precedente que esto sentaría en la región. En Honduras, hubo «un golpe de Estado» remarcó.

No obstante esta exigencia, la mediación iniciada por Arias, Premio Nobel de la Paz 1987 por su implicación en la pacificación de la convulsionada Centroamérica, tiene el aval de la OEA, afirmó el secretario general del organismo. Y acto seguido advirtió que las primeras 48 horas del diálogo son fundamentales para conocer «si hay o no voluntad de seguir conversando».

Falta de optimismo

Los preparativos de la cumbre no permiten ser del todo optimistas. Zelaya dijo en la víspera que Micheletti «es un criminal». «Esperamos tener una respuesta muy clara de la contraparte golpista que rompió el proceso democrático en el país, con el fin de que se puedan cumplir las resoluciones» de la OEA, dijo acerca de su restitución.

Para Zelaya, su respuesta a la convocatoria de Arias no responde a una voluntad de «negociar» su regreso. «Simplemente se está escuchando a través del mediador cuál es el planteamiento de los que han establecido un régimen de facto, para ver cómo están ellos planificando su salida», manifestó.

Por su parte, Micheletti adelantó antes de volar a San José que «dialogar no significa que se vaya a permitir el regreso al poder de Zelaya, que tiene dieciocho cargos judiciales en su contra». Poco después partió rumbo a Costa Rica y al llegar expresó tener «fe» en hallar «una solución rápida y aceptable dentro del marco de la ley hondureña».

Micheletti expresó además sentirse «complacido por el liderazgo del presidente Arias y por el apoyo que me ha brindado en estos últimos días» y prometió regresar a ese país «como presidente constitucional». Las declaraciones del nuevo primer mandatario del país centroamericano, que mantiene a Honduras bajo un virtual estado de sitio, resultaron desafiantes.

Traslado

Acto seguido, el presidente interino se negó a salir del aeropuerto Juan Santamaría. Según informaron algunos portavoces del Gobierno de Costa Rica, Micheletti pretendía que Arias se trasladase hasta esa base aérea para mantener allí la reunión porque consideraba que no tenía «garantías de seguridad».

La intervención del mandatario costarricense para zanjar el conflicto fue anunciada desde Washington por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, después que la funcionaria se reuniera con Zelaya en un gesto que reveló la voluntad de Estados Unidos de encontrar una solución para la crisis que comenzó el domingo 28 cuando el presidente fue secuestrado en su residencia por militares y trasladado por la fuerza a Costa Rica.

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