Borrar
en la diana, altos cargos de al-qaeda

El plan secreto de Cheney daba carta blanca para matar terroristas

M. G.

Martes, 14 de julio 2009, 10:43

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La era en la que la CIA fabricaba puros explosivos para matar a Fidel Castro estaba siendo resucitada por el Gobierno de George W. Bush al estilo más sangriento. Su vicepresidente, Dick Cheney, había ordenado a la agencia de inteligencia que no informara al Congreso de esta guerra secreta que el presidente Gerald Ford prometió desterrar.

En la diana estaban los altos cargos de Al-Qaida, a los que el gobierno de Estados Unidos quería «vivos o muertos», según publicaba ayer el diario 'The Wall Street Journal'. En una de las autorizaciones redactadas en los meses que siguieron a los atentados del 11 de septiembre de 2001 incluso se habla de «matar a primera vista».

El controvertido programa seguía en fase de elaboración cuando el nuevo director de la CIA, Leon Panetta, se enteró de su existencia el pasado 23 de junio. Inmediatamente decretó su clausura e informó de ello al Comité de Inteligencia del Senado que Bush y Cheney habían mantenido en la oscuridad, pese a estar obligados por ley.

Para entonces un comando especial se había aplicado en técnicas de entrenamiento para emular la tarea asesina que realizaron los comandos israelíes tras los atentados de las Olimpiadas de Múnich, como retrató cinematográficamente Steven Spielberg. «Parecía salido directamente de una película», relató una fuente al diario financiero. «Iba a ser: 'Vamos a matarlos a todos'».

Muchas incógnitas

Luego se fue suavizando la rabia a medida que transcurría el tiempo, y al final parece que el programa nunca llegó a estar «completamente operativo», aunque dado el secretismo con el que lo continúa manejando la Agencia Internacional de Inteligencia todavía quedan numerosas incógnitas por despejar.

Se calcula que entre uno y cincuenta millones de dólares (casi 36 millones de euros) fueron destinados a su financiación. Algunos legisladores ya están demandando una investigación para desentrañar hasta sus últimas consecuencias lo que creen fue una conducta ilegal de la Administración Bush.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios