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Edward Downes y Joan, con su hijo Caractacus. / AP
Unidos hasta el final
en una clínica suiza

Unidos hasta el final

Fallecen mediante suicidio asistido un prestigioso director de orquesta británico y su mujer, una ex bailarina

AINHOA PAREDES

Miércoles, 15 de julio 2009, 11:17

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El prestigioso ex director de orquesta Edward Downes, de 85 años, y su mujer Joan, ex bailarina y coreógrafa, de 74, se sumaron hace unos días al más de un centenar de británicos que decidió viajar a la clínica suiza Dignitas para someterse a un suicidio asistido. Ambos se consideraban privilegiados por haber tenido una vida tan gratificante en lo profesional y en lo personal y no soportaban vivir limitados físicamente: él estaba a punto de quedarse ciego y sufría también de sordera, mientras que a ella le habían dado sólo unas semanas de vida, después de diagnosticarle recientemente un cáncer de hígado y de páncreas.

La noticia salió ayer a la luz gracias a un extenso comunicado emitido por sus hijos, que viajaron hasta Zurich para estar junto a sus padres en el momento en que, recostados en la cama, bebían un líquido transparente que les durmió en un par de minutos. «Se hizo todo con mucha tranquilidad y fue muy simple... Fue muy triste, pero estamos contentos de que se les diese la oportunidad de acabar sus vidas de la manera que ellos querían».

El caso generó titulares no sólo porque Downes era director emérito de la Orquestra Filarmónica de la BBC, sino porque el debate sobre el suicidio asistido sigue en el candelero y lo seguirá estando mientras sea ilegal tanto en Reino Unido como en la mayoría de países. La ex ministra de Sanidad, la laborista Patricia Hewit, abogó hace unos meses por la necesidad de cambiar una legislación que penaliza con catorce años de cárcel a los familiares que ayuden a los enfermos, aunque en la práctica nadie ha sido condenado.

54 años juntos

Después de 54 años juntos, Edward Downes y su mujer tomaron la decisión, según su hijo Caractacus, el viernes. «Sentía que su cuerpo no le respondía. Su cerebro seguía muy activo y se sentía impotente por no poder hacer las cosas que su cabeza quería», afirmó el joven, que explicó ayer que la pareja tenía miedo de que si ella empeoraba, no podría viajar a Suiza más adelante.

No es la primera pareja que decide poner fin a su vida a la vez, pero quienes conocían a Edward Downes entienden que para un hombre con su pasión, integridad y energía habría sido muy difícil continuar viviendo. Este director de orquesta no fue una estrella, pero sí uno de los más respetados tras diecisiete años como miembro del Royal Opera House de Londres y decenas de premios y condecoraciones a sus espaldas, entre ellas la de Caballero del Imperio Británico.

Downes, como especialista en Verdi, contribuyó a recuperar la ópera 'Stiffelio', a principios de los noventa con José Carreras en el papel estelar.

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