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JUAN PABLO NÓBREGA
Sábado, 18 de julio 2009, 04:39
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Era la cita más esperada por la comunidad afroamericana estadounidense desde la llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca. Durante la convención de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), en Nueva York, Barack Obama no defraudó y habló sin tapujos de los conflictos raciales y otras cuestiones sensibles que un político blanco jamás se hubiera atrevido a sacar a relucir en Estados Unidos.
Obama exhortó a los asistentes a la conmemoración del centenario de la NAACP -la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos- a que tomaran las riendas de sus propias vidas, pidió «un cambio de mentalidad» y luego admitió que en su país aún existe discriminación. Con todo, el acento iba casi siempre dirigido a espabilar a sus compatriotas de color: «No hay excusas para que los hijos de esta comunidad no trabajen duro y triunfen en la vida», dijo en otro momento de un discurso apasionado y hasta cierto punto parecido al de los predicadores negros.
El tono, salvando las distancias, sonó parecido a ratos al que utilizó en su reciente gira por África, cuando sin minimizar los sufrimientos de la raza negra espoleó a su audiencia para que se atreviera con una actitud más participativa. «Los programas del Gobierno no conseguirán por sí solos que nuestros hijos lleguen a la tierra prometida. Necesitamos una nueva mentalidad, un nuevo conjunto de actitudes», destacó el mandatario.
Científicos o jueces
Según Obama, la comunidad afroamericana ha «interiorizado una serie de limitaciones» que les hacen esperar «muy poco del mundo y de ellos mismos». Y quiso ser muy específico en la consecución de metas: «Es hora de que los niños negros aspiren a convertirse en científicos, ingenieros, jueces de la Corte Suprema y presidentes», añadió.
En otro momento de su intervención, el presidente reconoció que los negros de Estados Unidos aún padecen racismo. «No nos engañemos: aún se siente el dolor de la discriminación», especialmente en el caso de las mujeres. Pero también en otros colectivos, como los musulmanes, los homosexuales o los latinos».
Sus dotes de buen orador adoptaron un estilo aún más didáctico de lo habitual. «Tenemos que decir a nuestros hijos: sí, si eres afroamericano tendrás más oportunidades de acabar en una banda criminal. Sí, si vives en un barrio pobre tendrás que hacer frente a desafíos que no tendría alguien de un barrio rico, pero eso no es motivo para que abandones tu educación».
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