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OSKAR L. BELATEGUI
Viernes, 9 de octubre 2009, 11:32
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Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) afronta sereno el estreno este fin de semana de la película más cara del cine español. Protagonizada por Rachel Weisz, 'Ágora' cuenta la historia de la filósofa y astrónoma Hipatia, que en la Alejandría del siglo IV luchó por anteponer la ciencia a la superstición y se convirtió en mártir feminista.
-'Ágora' es un espejo de la actualidad. La culta Alejandría sería Europa, y el decadente Imperio Romano, Estados Unidos. ¿Y los movimientos fundamentalistas que intentan hacerse con el poder?
-¿La Cienciología? Esto en Estados Unidos no podría decirlo, ja, ja... Los encarnaría cualquier grupo o individuo dispuesto a matar. En este país lo tenemos presente y reciente, todavía hay chavales dispuestos a poner bombas para defender ideas, a ellos se dirige 'Ágora'. Como dice Hipatia, si tienes un problema acude al prefecto, no te tomes la justicia por tu mano. Y muchas veces ni siquiera es eso, sino matar a inocentes por la espalda.
-En 'Mar adentro' ya aparecía un sacerdote del Opus Dei como símbolo de intransigencia. ¿Cuál es su relación con la religión?
-Me educaron en la fe católica, como a casi todos, en un colegio de los Escolapios donde los profesores eran curas. Estuve diez años, muchos de ellos interno, conozco bien la disciplina y los principios del catolicismo. Mi primer desgaste como creyente vino después de leer el Antiguo Testamento. Me di cuenta de que tenía que seleccionar qué me creía de todo aquello. Cuando vas aplicando la razón llegas a la fase del agnosticismo, no sabe no contesta. Finalmente, un día asumes que no crees en ninguno de esos dioses humanos. Crees en una fuerza superior que decides llamar naturaleza. Por lo tanto, debo de ser ateo.
-¿La postura de la jerarquía eclesiástica también le ha ayudado a perder la fe?
-Tienen muchas incongruencias. Una que me resulta difícil de comprender es que, después de pregonar cuál es el amor verdadero y cómo se deben unir un hombre y una mujer, el Tribunal de la Rota hace y deshace matrimonios perfectamente consumados en función del dinero y la influencia social. Hay un lado en el mensaje de Jesús que es atractivo, la caridad, por eso muestro a los parabolanos entregando pan a los necesitados. Y la promesa de la vida eterna, aunque yo prefiero centrarme en el aquí y el ahora y darle una solución.
-Esas soflamas de los parabolanos en el ágora llamando al caos remiten a los discursos catastrofistas en los medios, el ágora actual.
-La sociedad española se ha radicalizado en los últimos años. Supongo que unos tienen que estar más a la derecha y otros a la izquierda, yo prefiero no estar en el centro, sino ser capaz de dialogar con todos. De eso habla 'Ágora', del momento en el que se acaban las razones y sólo queda darte un palo. Es lo que más me aterroriza.
-Suena un poco a Iker Jiménez, pero usted está convencido de que no estamos solos en el Universo.
-¿Pero es que se puede pensar en otra cosa cuando miras al cielo? El Sol y la Luna en realidad nos velan, nos impiden ver dónde estamos. En una noche sin Luna y sin contaminación lumínica tengo esa sensación de comunión, me siento parte del universo y sé que debemos estar rodeados de vida. Yo creo que tiene que haber civilizaciones muy similares a la nuestra. Curiosamente, 'Ágora' ha acabado siendo un proyecto al revés, la visión de nuestro planeta desde un telescopio marciano. Ellos nos ven como extrañas hormiguitas.
-¿Podría haber rodado 'Ágora' este año de crisis?
-No, imposible. Es un proyecto muy delicado y complejo, muy ambicioso. Este año no corren buenos tiempos para la lírica.
Temeroso de la autoridad
-¿Es la película que salvará el cine español?
-Intento no pensar en esos términos, yo hago las películas que me gustaría ver en el cine, busco conectar con mi yo espectador, porque en el fondo soy uno más.
-Pero el lunes desayunará con las recaudaciones.
-Soy siempre el último en enterarme. Con 'Los otros' tuvieron que llamarme para decirme cómo había ido en Estados Unidos.
-Le hacíamos ya viviendo en Los Ángeles.
-Es una ciudad que me gusta, su clima y su arquitectura. Y hay buena gente, incluso dentro de la industria, ja, ja. Pero para hacer 'Ágora' en libertad tenía que rodarse en Europa.
-¿Se ve ajeno a las polémicas cotidianas del cine español?
-Sí, y más este año. No estoy muy puesto, pero creo que gracias a los medios -y no es por echaros la culpa- todo se magnifica y parece que estamos peleados, y no es así. Hace dos años todos los grupos políticos aprobaron la Ley del Cine, eso no se señala suficientemente.
-Las voces contra el cine español nunca le critican.
-He seguido una trayectoria, cada película ha sido una tarjeta de visita para hacer la siguiente. Es una pena cuando ves buenas películas que pasan desapercibidas en taquilla. Americanas y españolas.
-Muchos apuestan por despolitizar el cine.
-No sé hasta qué punto está politizado... ¿Se ha hecho una encuesta para saber cuántos son de izquierdas? Supongo que en general la gente del cine tiende a ser más progresista, ocurre también en Estados Unidos. Yo no me considero politizado. Claro que nunca me ha gustado el cine político y he acabado haciéndolo... Cuando Zapatero vino al estreno de 'Mar adentro' se montó una buena. Son cosas con las que me encuentro, yo procuro no echar más leña al fuego.
-¿Qué piensa del 'affaire' Polanski?
-Si me hubiera pasado a mí, yo me habría entregado inmediatamente, no habría huído de la justicia, y más en Estados Unidos, donde no me atrevo ni a toser. Soy temeroso de la autoridad del imperio. He visto las reacciones de algún medio contra los intelectuales que han apoyado a Polanski y me parecen un doble juego de hipocresía. Su delito era también apreciable por esos medios que han corrido a entrevistarle durante todos estos años.
-¿Entiende la actitud de Hipatia, que renuncia a una vida familiar por su pasión? ¿Le ocurre a usted con el cine?
-El cine me ha llenado y ha dado mucho sentido a mi vida. Ha pasado de ser un medio de ganarme la vida a una forma de comunicarme. La mejor manera de demostrar a mis amigos que hay vida extraterrestre ha sido hacer 'Ágora'. El cine significa mucho, pero sin olvidar las prioridades de la vida, que como dice José Luis Cuerda, son comer, porque si no te mueres, echar un polvo y hacer películas. o.belategui@diario-elcorreo.com
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