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Los monitores de la televisión vasca recogen el momento en el que Alberto Surio, director general de EITB, presenta a su equipo. / EL CORREO
ETB, en el punto de mira
POLÍTICA

ETB, en el punto de mira

El relevo de varios editores desvela el tenso clima que se respira entre la nueva dirección de la televisión vasca y parte de la plantilla

D. GUADILLA

Domingo, 25 de octubre 2009, 11:19

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Cuatro meses después de que el nuevo equipo directivo liderado por Alberto Surio tomase el mando de EITB, el ambiente en la radio televisión pública vasca es cuando menos tenso. El cese de varios editores y la dimisión de otros tantos jefes de área han convertido el ente en un campo minado en el que pocos caminan con seguridad. Una polémica que llegará al Parlamento. Tanto el PNV como EA han pedido la comparecencia de Surio para que explique los motivos de dichos cambios.

El uso de EITB como arma arrojadiza entre partidos no es nueva, pero pocas veces había llegado tan lejos. A pesar de que Euskadi ha sido dirigida por diferentes gobiernos de coalición -por Lakua han pasado PNV, PSE, EA, EE y EB-, la formación jeltzale siempre ha conservado el control de la televisión pública. De hecho, entre los directores generales figuran José María Gorordo, ex alcalde de Bilbao; Josu Ortuondo, también ex primer edil de la capital vizcaína y ex eurodiputado por el PNV; y Andoni Ortuzar, actual presidente del Bizkai buru batzar. Una circunstancia que, para PSE y PP, era la prueba palpable del control que ejercía la formación jeltzale. Los peneuvistas, por supuesto, niegan la mayor y rechazan una utilización partidista del medio.

Con estos antecedentes, y tras la llegada de Patxi López a la Lehendakaritza, los socialistas colocaron a Surio -procedente de 'El Diario Vasco'- al frente de EITB con el objetivo, según señalaron, de otorgar mayor «pluralidad» al ente público, sobre todo, en los informativos y tertulias, donde se consideraba que la presencia de representantes nacionalistas era «desproporcionada». Además, se quería que las emisoras dejasen de ser un altavoz de las formaciones ilegalizadas de la izquierda abertzale, algo que también negaba el PNV.

Junto a Surio llegó un equipo de periodistas, la mayoría de ellos ajenos a la casa, que apostó por abrir una etapa sin «revoluciones traumáticas» en un 'gigante' en el que trabajan cerca de un millar de personas -un 20% de ellas eventuales- y en el que ELA y LAB cuentan con una holgada mayoría. Eso se tradujo en que apenas hubo relevos en las direcciones.

Navarra y el PNV

Pero el 'cambio tranquilo' saltó por los aires la semana pasada. El detonante fue una información sobre las detenciones de Arnaldo Otegi y otros miembros de la izquierda abertzale. Según el criterio de los nuevos gestores, el reportaje era muy parcial, con numerosas valoraciones críticas procedentes de formaciones abertzales y escasa representación del PSE y del PP.

Desde hacía ya meses, destacados dirigentes socialistas mostraban en privado su malestar ante el contenido de algunas informaciones. «El cambio no ha llegado a ETB», sostenían. Ponían como ejemplo la relevancia que seguían teniendo los reportajes sobre Navarra o la constante aparición de dirigentes del PNV. Se confirmaban sus temores. Nada más acceder a la Lehendakaritza, el PSE ya aventuraba que los dos departamentos que más trabajo les iba a costar manejar serían la televisión pública y la Ertzaintza.

En ETB hay cuatros jefes de edición, que son los máximos responsables de lo que se emite. Uno para los informativos matinales, otro para los de mediodía -tanto 'Gaur egun' como 'Teleberri'-, uno más para los de la noche y el cuarto para los del fin de semana. A esto hay que sumar numerosas jefaturas de área. El contenido de las informaciones lo escribe el redactor, que tiene que recibir el visto bueno del jefe de área y del editor. Todos ellos trabajan codo con codo con el presentador.

La dirección llamó a consultas a la editora, una veterana de EITB, a la que se le preguntó si había dado el visto bueno al reportaje sobre las detenciones. Su respuesta fue afirmativa. Llegó la gota que colmó el vaso. Fue cesada. De manera casi inmediata, la jefe de Política presentó su dimisión. Días después hizo lo propio el responsable de Economía alegando motivos personales. Conocidos los hechos, el PNV presentó su petición en el Parlamento.

Lo sucedido estos días ha sido una erupción que todos esperaban porque el magma que discurría por los pasillos de la sede bilbaína estaba a punto de ebullición desde hacía tiempo. En los últimos meses, los nuevos gestores han vivido momentos esperpénticos. En más de una ocasión, la escaleta -donde aparece el contenido del informativo- ha sido modificada minutos antes de comenzar la emisión en directo tras haber recibido el 'ok' de la dirección, una estrategia que algunos responsables de EITB no dudan en calificar como de «acoso y derribo» por parte de algunos sectores nacionalistas.

«Se roza lo paranoico»

«La libertad de expresión es fundamental, pero todo periodista sabe para quién trabaja. Aquí, antes, se consideraba normal verlo todo bajo la óptica nacionalista. Pero ha llegado un nuevo equipo y es lógico que se asuma su sensibilidad», apunta un miembro de la dirección, para quien había dos opciones: «Imponer nuestros criterios desde un principio o dejar que fuesen calando poco a poco».

Cuatro meses después, la conclusión es que la segunda alternativa no ha cuajado. No se descartan más cambios. Y no sólo de personas. También de estilo. «Si tenemos que abrir con el problema de una niña con una determinada enfermedad o con el drama del 'Alakrana' y dejar la política para el minuto diez, lo haremos sin problemas».

Todo esto se traduce en un ambiente «cuando menos tenso», afirma un trabajador del ente. Los 'sms' vuelan por la redacción en un clima que, según algunos periodistas, «roza por momentos lo paranoico». «Se está poniendo en duda el trabajo de muchos profesionales», afirma un redactor, que teme la aparición de bandos enfrentados.

Desde el actual equipo gestor, por un lado, se lanza un mensaje tranquilizador. «Se trata de una minoría, eso sí, muy activa. La mayoría de los trabajadores de ETB son personas que ponen su profesionalidad por encima de su ideología. Es verdad que el ambiente es tenso, pero reconducible». Pero también se arroja una sospecha. «Esta campaña está orquestada y tiene un objetivo claro: advertir a los periodistas que colaboren con nosotros de que los antiguos gestores volverán y de que estarán marcados. Y eso es terrible».

A esto hay que sumar que el equipo de Alberto Surio tiene otras dificultades. Las audiencias, por ejemplo. Los actuales informativos, y ETB en general, son vistos por menos personas que hace un año, descenso que se achaca a la bajada general de las televisiones tradicionales en favor de las temáticas y de la TDT. Por si acaso, los actuales gestores recuerdan que la programación que se emite en estos momentos fue contratada por sus antecesores. La nueva no llegará hasta los primeros meses del año que viene.

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