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El Ararteko, Íñigo Lamarca, entregó su estudio sobre el colectivo transexual a Arantza Quiroga, presidenta del Parlamento vasco. / RAFA GUTIÉRREZ
«Ser transexual no es ninguna enfermedad»
informe del Defensor del Pueblo vasco

«Ser transexual no es ninguna enfermedad»

El Ararteko pide más atención pública para el centenar de casos vascos y anima a dar «normalidad» a un fenómeno «estigmatizado»

AITOR ALONSO

Martes, 27 de octubre 2009, 11:59

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No son enfermos ni personas caprichosas o frívolas, sino un colectivo «pequeño y vulnerable» que debe tener los mismos derechos que el resto. El Ararteko, Íñigo Lamarca, puso ayer bajo el foco público la situación de los transexuales en Euskadi, una realidad «muy desconocida», estigmatizada e identificada por lo general con estereotipos «negativos» relacionados con el mundo del espectáculo o la marginación. El informe extraordinario de la oficina del Defensor del Pueblo vasco emite 27 recomendaciones para avanzar en el reconocimiento pleno de los derechos de las personas transexuales por parte de las administraciones públicas. Lamarca señaló, en este punto, que existen dos áreas donde la actuación es prioritaria: la educación y el ámbito laboral.

El informe del Ararteko trata de dilucidar, en primer lugar, cuál es el universo cuantitativo de los llamados transexuales y transgéneros, concepto éste que utiliza el propio colectivo para determinar a aquellas personas en que la incidencia de la disforia de género es menor -se identifican con los dos sexos, «y a veces con ninguno de ellos»- y que usualmente no requieren tratamientos quirúrgicos de reasignación de sexo.

«No hay datos fiables», dijo Lamarca, pero el informe aplica una estimación a partir de estudios aceptados en Europa relativos a la prevalencia del fenómeno por ratios de población. Bajo estos criterios, el informe apunta la posibilidad de que exista «un mínimo» de 110 personas transexuales en Euskadi. Los ratios de prevalencia manejados son de 1 entre 11.900 personas para el caso de transexuales femeninas (personas nacidas biológicamente hombres que se sienten mujer) y de 1 entre 30.400 para el caso contrario. En España, según esta proporción, habría unos 2.300 casos. Los únicos datos oficiales al respecto son los procedentes de la atención dispensada en Osakidetza a pacientes en proceso de hormonación, que fueron 36 en 2007.

El número es pequeño, admitió el Ararteko, pero por ello se trata de un colectivo «muy vulnerable» al que se debe prestar atención desde una institución veladora por los derechos ciudadanos. En Euskadi se hace, además, de forma pionera, dado que es «la primera Defensoría en España que trata de aproximarse al fenómeno con un informe especial, y la segunda en Europa después de Islandia», indicó Lamarca.

Su trabajo pone el énfasis en los derechos que los transexuales ven conculcados en Euskadi. Lamarca citó cuatro: «A la igualdad, la dignidad, la libertad y la integridad física y moral». Las trabas para las personas con este problema de identidad sexual son numerosas e hirientes. «Y esta situación suele venir acompañada de un profundo sufrimiento que se ve agravado con la incomprensión y el rechazo social», apuntó el Ararteko.

Humillaciones

En ocasiones, las situaciones «humillantes» son fácilmente evitables. Lamarca se refirió a casos en los que, por ejemplo, una persona transexual es tratada en las oficinas de la Administración por su nombre registral (por ejemplo, de varón) cuando su apariencia es «claramente» femenina. O cuando es citado en público por el nombre del DNI en los pasillos de un juzgado o en la consulta de médico sin que se corresponda con su nueva identidad. Por ello, una de las recomendaciones que efectúa el Ararteko en el ámbito administrativo es que se tomen las medidas oportunas para que «el personal que esté en contacto con la ciudadanía (en sedes judiciales, policiales, sanitarias, etc.) tenga una formación adecuada sobre la transexualidad», para favorecer que se tenga un «trato respetuoso» con estas personas.

Lamarca valoró los pasos dados por las administraciones tanto en materia legal como sanitaria. En el primer caso, el «hito importante» es la posibilidad, desde 2007, de cambio de nombre y sexo en el registro -y por tanto en el DNI, titulaciones académicas, pasaporte, o tarjetas sanitarias- sin necesidad de haberse sometido ya a una intervención quirúrgica de cambio de sexo. En el ámbito sanitario, la propia incorporación por parte de Osakidetza de este tipo de cirugía dentro de su catálogo de servicios -una decisión recién adoptada por el ente vasco- también se juzga como «un avance innegable».

Pero las mejoras en estos dos ámbitos «no lo son todo, queda mucho camino por recorrer», dice Lamarca. Sobre todo, en lo referente a la educación y el mundo laboral. En el primer caso, el Ararteko pone en evidencia que el colegio, el instituto o la Universidad pueden ser escenarios «muy duros» para los adolescentes con disforia de género.

En el mundo laboral, dice el informe del Defensor del Pueblo, los problemas empiezan desde el momento en que se pretende acceder a un empleo. «Hay casos en los que ni siquiera se puede concurrir en igualdad de condiciones para obtener un puesto de trabajo», apunta Lamarca. También es habitual, señala, que las personas transexuales tengan igualmente problemas para ascender o promocionar en sus empresas como consecuencia de los prejuicios sociales. a.alonso@diario-elcorreo.com

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