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M. SÁIZ-PARDO
Domingo, 29 de noviembre 2009, 04:34
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El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska ordenó ayer el ingreso en prisión de nueve de los once detenidos en la operación policial contra Segi que quedaban por declarar. Esta decisión supone que 31 de los 35 arrestados en la redada han sido encarcelados por integración en organización terrorista. Uno de los dos detenidos que Marlaska dejó en libertad es Iker Martínez, arrestado ayer por la Guardia Civil en las inmediaciones de la Audiencia Nacional cuando iba a entregarse. Deberá acudir a declarar cuando se le llame.
Según se desprende del auto redactado por el juez, las órdenes de ETA a sus nuevos cachorros eran rotundas: Segi debía tener como objetivo «generalizar el terror social» y atacar todo lo que tenga «olor a España y Francia», en particular «quemas masivas y públicas de banderas» y destrucción de «placas en recuerdo de fascistas». Es lo que la banda denomina «estrategia de hostigamiento» y que había encargado como misión prioritaria a su cantera.
Para el instructor, los arrestados y varios de los trece huidos de la operación han sido pieza clave para que Segi, «no obstante su ilicitud», haya continuado con «la organización de eventos convocados en la actualidad por siglas difusas» como Gazte Independentistak. Una estrategia, con «extremas medidas de seguridad», para proseguir con «labores de captación, formación y concienciación, entrenamiento y recaudación de fondos» entre los jóvenes radicales con el último fin de la que la kale borroka no desaparezca.
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