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contratados por sus conocimientos de navegación

En prisión siete patrones de cayuco por tráfico de personas hacia las Islas Canarias

Se trata de Mamadou S.G., Samba S, Mamadoou D.A., Aladji D., Ousmane G., Oumar N. y Sayere T., según una nota de la Policía

EFE | LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Viernes, 3 de marzo 2006, 01:00

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Siete patrones de cayucos, que suponen una nueva forma de operar que reporta hasta 70.000 euros de beneficios por viaje, han sido detenidos por transportar inmigrantes y ya han ingresado en prisión, según ha informado hoy la Jefatura Superior de Policía de Canarias. Los hombres han sido identificados como Mamadou S.G., Samba S, Mamadoou D.A., Aladji D., Ousmane G., Oumar N. y Sayere T., detalla una nota.

La Brigada de Extranjería ha podido constatar que existe un cambio de tendencia en cuanto al traslado de inmigrantes a las islas, pues ahora se usan cayucos, que son barcas de pesca mauritanas manejadas por pescadores o marineros que pasan a formar parte de la organización que dirige la salida de embarcaciones desde Noadhibou. Estos patrones son contratados por sus conocimientos de navegación e instruidos en la utilización del GPS como instrumento imprescindible para llegar a Canarias. Estos marineros cobran dinero por tripular la embarcación hasta Canarias y en ocasiones actúan de intermediarios entre la organización y los inmigrantes, pues cobran personalmente el precio del viaje, que oscila entre 800 y 5.000 euros.

Son embarcaciones de una media de trece metros de eslora por dos de manga con capacidad para cuarenta personas, aunque algunas han llegado con 71, que son manejadas por un mínimo de tres o cuatro patrones que se relevan durante el viaje para poder descansar. Para la travesía, mucho más larga que cuando partían de las costas situadas frente a Canarias, son necesarios dos motores de cuarenta caballos y gran cantidad de combustible -hasta 13 bidones de 60 litros cada uno-, que es comprado poco a poco para no levantar sospechas, explica.

La travesía, si no surgen imprevistos, dura una media de tres a cuatro días, a veces más, que transcurren en circunstancias penosas, ya que viajan hacinados y alimentándose de galletas y arroz y poca agua, que es repartida a criterio de los patrones, quienes mantienen una férrea disciplina para evitar que los inmigrantes se muevan, porque ello podría producir el vuelco de la barquilla. En la mayoría de los casos, los inmigrantes viajan sin chaleco salvavidas y tapados con una lona para guarecerse mínimamente de las inclemencias del tiempo.

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