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durante el rezo tradicional del Angelus

Benedicto XVI asegura que «Juan Pablo II dejó una profunda marca en la Iglesia»

El actual pontífice ha destacado la agonía y la muerte de Karol Wojtyla y ha recordado varios momentos de sus últimos días

EFE | CIUDAD DEL VATICANO

Domingo, 2 de abril 2006, 02:00

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Benedicto XVI ha asegurado que Juan Pablo II, de quien hoy se cumple el primer aniversario de su muerte, "dejó una profunda marca en la historia de la Iglesia y de la humanidad".

Joseph Ratzinger ha hecho esa afirmación durante el rezo tradicional del Angelus en la Plaza de San Pedro, donde se han congregado decenas de miles de personas.

"El 2 de abril pasado, tal día como hoy, el amado papa Juan Pablo II vivía a estas horas la última fase de su peregrinaje terreno, un peregrinaje de fe, de amor y de esperanza, que dejó una profunda marca en la historia de la Iglesia y de la humanidad", ha dicho Joseph Ratzinger.

El actual pontífice ha destacado la agonía y la muerte de Karol Wojtyla y ha recordado varios momentos de sus últimos días.

En especial ha resaltado la imagen del "día de Pascua" cuando impartió "la bendición Urbi et Orbi sin poder pronunciar palabra, con el único gesto de su mano". "Fue la bendición más sufrida y emocionante, que ha dejado como un testimonio extremo de su voluntad de cumplir el ministerio hasta el final. Juan Pablo II ha muerto como había vivido siempre, animado por el indómito coraje de la fe".

Un gran legado

Benedicto XVI también ha hablado del legado de su predecesor. "¿Qué nos ha dejado este gran Papa, que introdujo a la Iglesia en el tercer milenio?", se ha preguntado Benedicto XVI, para responder: "Su herencia es inmensa, pero el mensaje de su larguísimo pontificado se puede resumir en las palabras con las que lo quiso inaugurar, aquí en la Plaza de San Pedro, el 22 de octubre de 1978: ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!"

El Obispo de Roma ha comentado que "ese inolvidable llamamiento, lo personificó Juan Pablo II con toda su persona y con toda su misión de sucesor de San Pedro, especialmente con su extraordinario programa de viajes apostólicos".

"La visita de los países de todo el mundo, el encuentro de las masas, la comunidad eclesial, los gobernantes, los jefes religiosos y las diversas realidades sociales, él lo ha cumplido como un único gran gesto, que confirmaba aquellas palabras iniciales".

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